23 de marzo de 2015

Obreros en la vía 09.03.15

Lectura del segundo libro de los Reyes (5,1-15a): En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria. Era un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra. En una incursión, una banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la mujer de Naamán, y dijo a su señora: «Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaria: él lo libraría de su enfermedad.» Naamán fue a informar a su señor: «La muchacha israelita ha dicho esto y esto.» El rey de Siria le dijo: «Ven, que te doy una carta para el rey de Israel.» Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así: «Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su enfermedad.» Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando: «¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando un pretexto contra mí.» El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras y le envió este recado: «¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel.» Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo le mandó uno a decirle: «Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia.» Naamán se enfadó y decidió irse, comentando: «Yo me imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?» Dio media vuelta y se marchaba furioso. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron: «Señor, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, lo harías. Cuanto más si lo que te prescribe para quedar limpio es simplemente que te bañes.» Entonces Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: «Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel.» Reflexión: Me siento plenamente identificada con Naamán, y tal vez tú también, muchas veces esperamos soluciones inmediatas, extraordinarias y sobretodo porque somos osados en pensar como debe ser el accionar de Dios. Naaman se molestó porque la solución que Dios le encontró a su enfermedad fue mandarlo a bañar al río, algo muy sencillo y fácil de hacer, sin embargo él pensaba que el profeta saldría a su encuentro e invocaría a Dios para que así se llevará a cabo su sanación, ¿Qué es lo que realmente importa el ser sanados, ayudados en nuestra necesidad o el medio que Dios use para hacerlo?. Dios actúa de manera sencilla en tu vida para atender lo que te está sucediendo en este instante, deja de esperar que suceda algo extraordinario y que Dios quite tu dolor y sufrimiento de un solo golpe como si fuera magia, fíjate Eliseo mandó a Naamán a bañarse 7 veces, en la Biblia ese número significa mucho tiempo, puede que tengamos que esperar un poco así como los carteles que encontramos en las vías a veces cuando las están reparando: “Disculpe, Obreros trabajando para ofrecer un mejor servicio”. Dios se encuentra atendiendo lo que te pasa, no desesperes, ni intentes presionarlo para que haga algo extraordinario, así como el jugador de ajedrez se toma su tiempo para pensar la estrategia para mover una pieza, así también Dios se toma su tiempo para mover poco a poco las cosas en tu vida y llevarte a una jugada ganadora. Acepta la voluntad de Dios y lo sencillo que es el actuar de Dios, cálmate, que la sanación física, emocional, espiritual vendrá, que la ayuda está en proceso, Dios en este momento está trabajando en las vías de tu vida para repararlas. Feliz inicio de semana.

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