23 de marzo de 2015

Los probados 02.02.15

Lectura: Hebreos 2, 14 -18 Así como los hijos de una familia tienen una misma carne y sangre, también Jesús participó de esa condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir al diablo, y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos. Está claro que no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de Abraham. Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder ser un sumo sacerdote compasivo y fiel en el servicio de Dios para expiar los pecados del pueblo. Como él mismo sufrió la prueba, puede ayudar a los que son probados. Reflexión: Iré desglosando este texto por pedacito, de manera que podamos sacar el mejor provecho de el: “Así como los hijos de una familia tienen una misma carne y sangre, también Jesús participó de esa condición”. Dios se hace de carne y hueso como tú y como yo para experimentar lo que sentimos y padecemos, siendo Dios puede saber cómo nos podemos sentir pero Él decidió mejor vivirlo en carne propia. Dios sabe lo que te duele en este momento. “para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir al diablo, y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos”. Al aceptar la muerte derrota al demonio con su propia arma, lo deja desarmado pues Jesús desciende al infierno pero no se queda ahí, sino que lo hace para desatar los lazos de esclavitud que trae la muerte por el pecado. Si tienes alguna cosa o pecado que te ata, desidia, desánimo, infidelidad, depresión, mentira, actos ilícitos, lascivia, envidia, vanidad… deja eso, suéltalo ya, no vaya ser que se nos diga: "Desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus moradas". Salmo 55,16. Cristo vino para liberarte, para que no fueras ya más esclavo. “Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder ser un sumo sacerdote compasivo y fiel en el servicio de Dios para expiar los pecados del pueblo”. En el antiguo los sumos sacerdotes ofrecían holocaustos por los pecados del pueblo y los suyos propios, Jesús sumo sacerdote se ofrece así mismo para expiación de todos, nada lo detiene en su amor, si crees que lo que has hecho no tiene perdón, pues créeme, Él, ya se encargó de limpiarte de tu culpa, no mires más la llaga, mira al que te ha sanado. Por último les invito a quedarse y meditar esta frase: “Como él mismo sufrió la prueba, puede ayudar a los que son probados”. Jesús estuvo o está puesto en tus zapatos, sabe de tu debilidad, la conoce porque la vivió pero Él te puede ayudar porque es más grande que ella. Feliz día.

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