3 de enero de 2012

Presencia

Presencia


Primera estampa:

Sube y anda de arriba abajo, su cuerpo diminuto se desliza fácilmente sobre las raíces, obstinado actuar que reincide en la repetición de una y otra vez recorrer el camino ya recorrido, bajas por un momento a tierra pero miras atrás y decides regresar, me pierdo en tu proceder, no lo entiendo.

Segunda estampa:

De puntillas salta el alado, pica y salta, luego desaparece en rápido vuelo, parece no haber existido, se pierde en el follaje, aún así su canto habla de su presencia.

Tercera estampa:

Sobre su cabeza lleva la tierna hoja no parece cansarle, camina cantando la jornada recorrida.

Diálogo silente

Cae la gota y humedece mi piel,
puedo sentir como humecta y acaricia,
no se desvanece, la seca el viento;
dejando la sensación de frialdad.

¿Hojas?

Veo muchas a mi alrededor,
podría detenerme a contarlas,
¡Tengo tiempo!.
Contigo las horas parecen interminables,
No extinguibles.

¿Cuántos días han pasado para que cada una de ellas cayera?
Solo tú lo sabes,
Tú las desprendes y ellas caen.
¿Y por qué dejas caer algunas verdes?
Morirán sino están pegadas al tronco.
No las corto,
 algunas se desprenden
Sin saber que al hacerlo morirán.

Mira a tu izquierda,
¿Ves el círculo de diminutos granos de tierra?
Perfectamente formado.
¿Cómo saben ellas el diámetro exacto de tan perfecta obra?
No lo saben, lo sabes tú.
Tú las hiciste.
¿Quién pudiera mirar dentro de ese diminuto orificio?
Volverse pequeño para entrar.
Entrar y buscar.

¿Qué me dices de este árbol?
¿Puedo conocer su historia?
Tengo tiempo…
Parece muy viejo, sus raíces me lo dicen.
¿Vistes que grandes y numerosas?
Ha sido maltratado, mira sus cicatrices
Sin embargo continúa de pie.
Ha sido mutilado, mira sus ramas,
Han truncado su curso
Sin embargo no se rinde y vuelven a brotar nuevos hijos.
¿Vistes cuántas de sus hojas han caído y secado?
Miles, sin embargo mírale hacía arriba,
Millares de ellas realzan su belleza.
¿Vistes sus bejucos?
Si, los he visto,
Semejantes a venas salientes.
¿Para qué sirven?
Sin las venas ¿Cómo fluiría la sangre?
Por ellas recorre la vida misma.

De vuelta al principio

Subiendo y bajando de nuevo,
que terquedad la de este diminuto animal
la paciencia del que sabe,
del que sabe que llegará,
¡Bendita paciencia!
Que me hace mirarlo de nuevo
una y otra vez.