10 de agosto de 2013

Secreto

La verdad no puede disfrazarse de secreto. Quisiera comenzar esta reflexión, contándoles un pequeño cuento titulado: El Rey Mocho, cuyo autor es, Carmen Berenguer. Érase una vez en un pueblo pequeño, vivía un Rey que era mocho de una oreja, pero nadie sabia su secreto porque usaba peluca para tapar su defecto, solo el barbero viejo del palacio, conocía su secreto Un día el barbero viejo enfermo y murió. El Rey comenzó a ver que a las pocas semanas su cabello crecía y se le comenzó a salir por debajo de la peluca y comprendió que debía buscar otro barbero. Se fue hasta el pueblo y guindo un cartel en el puesto donde vendían los mangos mas sabrosos. El cartel decía: El Rey busca barbero joven, hábil y discreto. Esa misma noche un joven barbero llego al palacio y cuando comenzó a cortar el cabello al Rey se dio cuenta de que era mocho de una oreja. El Rey le dijo: si lo cuentas, te mando a matar. El joven barbero salio del palacio con ese gran secreto, El Rey es mocho pensaba,… y no puedo decírselo a nadie, es un secreto entre el y yo. Pero no dejaba de pensar en el secreto y que quería decirle a todos sus amigos. Cuando sintió que el secreto iba a estallarle dentro y que no podía aguantar más, corrió a la montaña, cavo un hoyo, metió la cabeza y grito durísimo: ¡EL REY ES MOCHO! Tapó el hueco con tierra y así enterró el secreto y bajo al pueblo. Con el tiempo en aquel lugar creció una linda mata de caña, un muchacho que cuidaba cabras pasó por allí, cortó una caña para hacerse una flauta y cuando estuvo lista, sopló y la flauta canto: El Rey es mocho / no tiene oreja /por eso usa/ peluca vieja. El muchacho estuvo feliz con esta flauta que cantaba sola, y cortó mas cañas hizo más flautas y bajo al pueblo a venderlas y todas las flautas cantaban: El Rey es mocho / no tiene oreja / por eso usa / peluca vieja El Rey se puso rojo de la rabia, se encerró en la torre de su castillo y pensó, pensó, pensó. Luego bajo se quitó la peluca y dijo: la verdad es que las pelucas dan mucho calor. Y solo se la volvió a poner en carnaval. Fin. Sé que este cuento tiene como tema central la discapacidad y que hay que aceptarse tal cual como somos, sin embargo quisiera llevarlos un poco mas allá, pensando en lo siguiente: Empezamos, ¿con quién me identifico? Como no puedo saber tus respuestas, coloco aquí las mías. - Con el barbero joven ¿Por qué? - Porque sabía un secreto de alguien y ese alguien no quería que se supiera. Y eso a mi me ha pasado. ¿A ti no? ¿Cómo me sentía? - Como el barbero joven, sentía que si no se lo decía a alguien iba a estallar. ¿Qué hice? - Corrí, no a la montaña a enterrarlo en un hoyo, como lo hizo el barbero joven del cuento, pero si se lo conté a alguien más. Por supuesto busqué a alguien que no la conociera. ¿Se entero de que lo dije? - Claro, entre el cielo y tierra nada hay oculto. ¿Cómo se entero que lo revele? - Porque yo misma le dije: se lo conté a alguien más. Ahora bien, esto suele suceder muy a menudo entre el circulo de tus amigos, tu familia o donde quiera que estés. Siempre habrá Reyes que tengan un secreto, incluso puedes ser tú mismo, y siempre habrá barbero joven que no aguante las ganas de contarlo, también puede ser, que hayas estado en este papel. Podría darse el caso, que la persona tome la actitud del Rey de enojarse, luego calmarse y reconocer su realidad, aceptarla, asumirla y continuar su vida sin la carga de ese secreto inútil. Ni ocultándose en esa gran peluca, ni haciendo que otros carguen con su secreto. Pero que pasa si la persona decide quedarse metida en la torre y aislarse. Con su peluca bien puesta ocultando su secreto. Hay muchas que les sucede esto, se quedan pensando, pensando, pensando…como las computadoras cuando se cuelgan y nunca reaccionan, así tal cual. ¿Quién puede sacar al Rey de su torre? ¿Serás tú o seré yo, los que les toca hacerlo? Pues NO, solo el o ella, pueden salir de allí, de ese encierro, de ese aislamiento, por su propia voluntad. ¿Cuántas personas hay que no asumen su realidad? Personas que prefieren encerrarse en su secreto, y vivir una mentira. Una mentira construida, que llega un momento que se hace tan evidente que las flautas cantan, los pajaritos y hasta las piedras hablan. La respuesta es: ¡Hay muchas! Pero al final, la decisión es del Rey o de la Reina. Tal vez, te estés preguntando, ¿entonces hay que ser chismosos con las cosas que nos cuentan los demás? Y yo te digo no te me vayas por la tangente, que no se trata de no saber guardar un secreto, sino de porque vivir atados a secretos si podemos ser libres con la verdad. Si, Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. ¿Por qué no vivir ese camino de verdad con él? Sé libre y vive en la verdad sin secretos ni dobleces, sino autentico. Sin ataduras que te lleven a esclavizarte y esclavizar a otros en la mentira. Y así puedas decir como la canción de Marc Anthony: Vivir mi vida lalala. Hay un pensamiento que una vez escuche: “Por qué me pides guardar un secreto si tu mismo no lo has podido guardar” Pero cuidado los chismosos, dejen de ser tan lengua ligera y andar contando todo lo que escuchan y ven.

7 de julio de 2013

Diàlogo: Cada oruga a su capullo

GRETEL: No tengo ánimo. Ya me siento vieja. NEGRANIEVES: Ey, ¿que pasó? Yo tampoco tengo ánimo pero ¡Anímate! La vejez es un estado del espíritu. GRETEL: Bueno ya me llego. NEGRANIEVES: Ah, ¡noooo! ¿Qué es eso? a ti te pasa algo en serio. ¿Cómo andan tus cosas? GRETEL: Andando. NEGRANIEVES: ¿Entonces? Estas cuadrada hoy. GRETEL: Puede ser. NEGRANIEVES: Bueno toleraré tu cuadratura pero conste que yo no puedo ser cuadrada. GRETEL: Bueno quiéreme cuadrada y sin ánimo. NEGRANIEVES: Así te quiero vieja, pero no te jorungo mucho. GRETEL: Bueno si tengo los globos espichados. NEGRANIEVES: Sólo tú sabes quien podrá inflarlos de nuevo. GRETEL: ¡El chapulín colorado! jajajaja NEGRANIEVES: Uhjuuuummm. ¿Chapulín colorado? GRETEL: creo que son los rollos de otros que me tienen las fuerzas gastadas, no puede ser que una gente siempre viva con un rollo a cuestas, y una tristeza perenne, me estresa eso, ¿sabes? Porque no puedo ayudarles ni hacerles entender que no todo es sufrir, me provoca es dejarles la peluca pero aún así no puedo. NEGRANIEVES: ¡déjesela! cada quien con sus rollos y que los resuelva. Es que los problemas son como el capullo para las mariposas, solo que hay gente que no lo comprende. GRETEL: ¡epa!, esa frase me gusta. NEGRANIEVES: Esa parábola la leí hace poco. Tú sabes que yo no soy tan poética. ¿Has leído esa historia? GRETEL: No, cuéntamela, que lo necesito. NEGRANIEVES: Ahí te va pues. Bueno.... Era una vez un niño que se encontró una oruga y se la llevó a su casa. A todas estas el niño no sabía que era una oruga, simplemente se quedó con ella porque le llamó la atención, estando en casa, se dio cuenta de que había un animalito que hacía mucho esfuerzo para salir de ahí, el niño se compadeció del animalito y lo ayudó con sus manos a abrir el capullo. Y salió de ahí una hermosa mariposa pero esa mariposita nunca pudo volar. Cuando le preguntó a su papá el porqué, su papá le explicó que en ese forcejear con el capullo, el organismo producía los fluidos necesarios para dar fuerza a sus alas de manera que al salir con esfuerzo de él, la mariposa podría volar. ¡Tú eres como ese niñito! Sientes compasión por la gente y quieres ayudarla... Y eso es muy bueno, pero las personas también necesitan enfrentarse a sus rollos para poder volar ¿Ves? GRETEL: Esta bien tienes toda la razón, mi mamà me acaba de decir: todo problema tiene solución, pero a veces la gente no entiende que la solución no esta en sus manos, o puede ser que la solución no nos gusta. NEGRANIEVES: ¡Tu mamá es muy sabia! para mejores versiones de la historia: http://iiglesias.tripod.com/mariposa.htm GRETEL: ya la versión que debía escuchar me la diste tú. Ya entendí que cada oruga a su capullo, aún cuando podamos ayudarnos los unos a los otros, es necesario que así como el oro cada uno sea acrisolado en el dolor de la prueba, para que así lleguemos a la pureza que Dios quiere, o como la oruga a la belleza de la mariposa, y si queremos quitar ese dolor de la vida; entonces no alcanzaremos tal perfección y belleza. Es preciso dejar entonces que cada uno pase por estas dificultades para que así su aprendizaje sea grande, la mejor ayuda que podamos dar a alguien en la dificultad es ofrecer nuestro hombro para que lloren y se apoyen pero nunca romperles el capullo para facilitarles las cosas porque estaríamos contribuyendo a que sus alas se atrofien y no puedan volar luego. Bien lo dice la Palabra de Dios: Hijo mío, si tratas de servir al Señor, prepárate para la prueba. Fortalece tu voluntad y sé valiente, para no acobardarte cuando llegue la calamidad. Aférrate al Señor, y no te apartes de él; así, al final tendrás prosperidad. Acepta todo lo que te venga, y sé paciente si la vida te trae sufrimientos. Porque el valor del oro se prueba en el fuego, y el valor de los hombres en el horno del sufrimiento. Confía en Dios, y él te ayudará; procede rectamente y espera en él. Eclesiástico 2, 2-6

16 de junio de 2013

Lo que sea pero patea

Jugando con mí equipo de kikingball escuche a las chicas de mí equipo haciendo barra y cantaban lo siguiente:

“Yo quiero un hit, quiero un home run,  no quiero bolas, no quiero ponche, lo que sea pero patea”

Nuestro entrenador antes de iniciar el juego da las pautas para poder jugar, dentro de las tantas cosas que nos dice hay una que me llama la atención y es: escúchame, mírame, juega conmigo. Resulta que para patear, para  correr y casi para todo lo que hagamos debemos seguir sus instrucciones, pues para eso es el entrenador. Sucede pues que las veces que no le hacemos caso, cometemos errores o no nos sale bien la jugada. Yo soy una de las que a veces estoy distraída y no me meto en el juego y el otro día cuando me toco patear el hizo la seña de que debía montarme en el home para patear y no lo hice, la bola vino por el centro y me cantaron strike, luego me hizo la seña para que me separara del home y vino la bola; como venía muy abierta no me dio tiempo de reaccionar y volvieron a cantarme strike, finalmente me hizo una seña mas de que me moviera un poco mas hacia la derecha, no lo hice, y finalmente a duras pena golpee la bola pero no salió bien y fui out. Ya imaginaran como se puso el entrenador.

Ahora bien en una competencia lo importante es divertirse pero también competir y obviamente, sino pateamos y nos hacen out, no estamos contribuyendo a la victoria del equipo. Yo quise hacer las cosas por mi cuenta y no seguir las instrucciones. Los resultados de esto no fueron los mejores.

Si tomáramos este ejemplo y lo lleváramos a nuestra vida personal y espiritual, pudiera estar pasando lo mismo. Un entrenador que nos da las instrucciones, que el ámbito cristiano estamos hablando de Dios, un equipo que somos todos los que vamos en este camino y jugador que  es el turno al bate, que eres tu ò yo. Hay mucha gente gritando o diciéndote cosas mira has esto, has aquello, no hagas esto, no así no, has lo que sea pero patea, es decir has algo. No sé si les ha pasado, pero  a mí me pasa, en fin todo el mundo quiere dar instrucciones y a veces terminamos confundidos y sin saber que hacer. En el momento de la prueba Dios nos da las señas para que hagamos las cosas bien pero no seguimos sus instrucciones y nos vienes los strike y los out y nos sacan del cajón de pateo todo derrotados. Ahí es cuando mi entrenador diría no te dije: escúchame, mírame, juega conmigo. Creo que también Dios nos lo dice, pero ni lo escuchamos, ni lo miramos y tampoco jugamos para su equipo, como diría un dicho popular ni lavas, ni prestas la batea. Lo importante es que nos demos cuenta que Dios quiere que juguemos y ganemos así como mi entrenador, pero para ello hay que seguir el paso a paso de sus instrucciones, las reglas del juego, ¿Cuáles?, Marta Fernàndez, directora de la Oficina de Evangelización de la Arquidiócesis de Washington en D.C. nos dice acerca de esto:
 El le ha confiado la verdad a su iglesia, establecida como mater et magistra, es decir, como madre y maestra, para guiarnos a la verdad completa. A través de la iglesia, Cristo nos enseña lo que significa ser discípulos cristianos, hijos de Dios y plenamente humanos, pues como nos ha dicho el Segundo Concilio Vaticano: “Cristo… manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”. (Gaudium et spes, 22)

En pocas palabras las reglas están dadas, Dios habla claro, solo hay que seguir las señas que nos da y seguro que si vamos a patear algo bueno, no como el canto de la barra animadora que decía  lo que sea pero patea, estoy segura de que si seguimos sus instrucciones patearemos un hit y por què no, un home run.
Por último les dejo con el siguiente Salmo 119, 33 -40. Con el cuál podemos orar a Dios para pedir estas instrucciones:
SEÑOR, enséñame el camino de tus mandatos,
    y yo lo seguiré hasta el fin.
 Dame entendimiento para obedecer tus enseñanzas,
    y de todo corazón yo la cumpliré.
Guíame por el camino de tus mandamientos,
    porque en él me encuentro a gusto.
Pon en mí el deseo de cumplir con tus requisitos
    y no el de satisfacer mis deseos egoístas.
 Aleja de mi mente los pensamientos inútiles,
    dame vida para vivir en tus caminos.
Cumple la promesa que le hiciste a tu siervo,
    la que haces a los que te respetan.
Aleja de mí la vergüenza a la que temo,
    porque tus órdenes son sabias y justas.
 Yo deseo tus instrucciones,
    dame vida de acuerdo a tu justicia.
Amèn.







10 de junio de 2013

Diálogo de La Vajilla

Niña: Hola 0800: Hola Niña: Tengo una consulta personal 0800: Dígame Niña: Hay algo que me preocupa pero no depende directamente de mi, depende de otra persona. Yo quisiera que pasara rápido… pero no pasa. Y tampoco se si va a pasar. 0800: ¿Qué será? Parece una historia de suspenso. Niña: Lo que pasa es que quiero preguntarle a la persona de la que depende lo que me preocupa pero no quiero parecer fastidiosa pues ya que ella me dijo que me quedara tranquila…pero me quedo tranquila un ratico y luego me vuelve a inquietar la situación, porque me siento como en algo incierto. Y no es suspenso… es la realidad. 0800: lo único que te puedo decir es que si confías en la información que te dieron, pues ten paciencia. El tiempo de Dios es perfecto. Niña: Confío en Dios pero en la gente me cuesta un poquitín. Es decir la duda hace presencia y no lo puedo evitar. 0800: que te puedo decir o más bien, que quieres que te diga. Niña: Nada. Gracias por escucharme, se lo tenía que decir a alguien porque hoy es un día de esos donde la duda apremia… pero ¡listo! Se confía. 0800: … y el tiempo de Dios es perfecto. Niña: Ya veo que esa es tu frase favorita. 0800: Al final yo sólo sé que no se nada. Niña: Si, nadie sabe nada. Solo Dios, que conoce el futuro y sabe por qué, es decir por qué SI o por qué NO. 0800: Así es Niña: El rollo es que yo siempre quiero que me diga que SI a todo lo que se me antoja. 0800: Bueno, ayer justamente le decía eso a mi hija, que uno no puede pretender tener siempre lo que quiere. Niña: Siempre he sido muy malcriada. 0800: y el cuento venía por la vajilla que saqué para el almuerzo, la compré antes de casarme, ósea tenía 22 años. Es de gres de Brasil, marrón oscura en los bordes con difuminado claro hacía adentro para 8 personas, con todo, ósea que me encanta. Lo cierto es que al año de haberla comprado, el hijo del que me vendió la vajilla me mandó a decir que me compraba la vajilla. Que me daba a cambio una gris mas otros peroles de cocina si le daba mi vajilla, porque resulta que tenía un cliente que se había antojado de una marrón y ya no venían así. Y yo le dije que no. Al final, sino la había ¿por qué le tienes que quitar a otro lo suyo porque tu lo quieres?, ¡es una locura! Entonces no siempre se puede tener lo que uno quiere… Hasta aquí el diálogo, sin embargo el mismo da pie a una breve reflexión, siempre queremos que Dios nos diga que SI a todo, como cuando estamos vaciando la papelera de reciclaje de la PC y aparece la ventana con el mensaje: ¿Está seguro que desea eliminar tal o cuál documento? Y con tan solo un “aceptar”, todo lo que queremos borrar desaparece. No pasa así con la voluntad de Dios, es decir, el no puede dar un aceptar a todo lo que se le antoje al hombre, pues el ser humano es un ser muy cambiante, un día quiere una cosa y ya al otro día ha cambiado de parecer, así hoy pide tener un carro y mañana dice bueno pero que el carro sea del año y más tarde cambia y agrega que sea de tal o cuál color, ahora, mi pregunta es: ¿Cuál es la necesidad primordial el carro o el color?... lo cierto es que nuestra paciencia entra en el juego y parece quedarse varada porque para nosotros es inexistente su presencia, paciencia es equivalente a esperar y resulta que nuestros antojos están delante o por encima de cualquier espera, a la gente le cuesta esperar. Toma la batuta la prisa y comienza a dirigir la orquesta moviendo piezas como jugador inexperto de ajedrez, a la final se da un jaque mate en contra del competidor apresurado. Pierdes igual, pues la prisa no deja ni el cansancio, porque estas tan apurado que ni siquiera dejas espacio para cansarte. Por otro lado lo que quiero, ¿es realmente mío? ¿Cómo saber si realmente Dios ha dispuesto eso para mí y no para otra persona? No estaremos antojados de la vajilla de nuestro hermano, Dios nos ve y conoce lo que hay dentro de cada uno por lo tanto sabe lo que realmente nos conviene y en ese mismo orden va dejando caer una a una las bendiciones que tiene para cada uno, no seamos tan niños malcriados pensando que todo lo merecemos en el justo momento que se nos antoja, a veces podemos tener la vajilla marrón pero otras veces tenemos que aceptar la gris que es la que hay y la que nos toca, no importa si es marrón o gris lo importante es que comas en ella y la disfrutes. Indagando un poco acerca de la paciencia encontré que: La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien. La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que a las cosas que no dependan estrictamente de uno hay que darles tiempo.Todo esto me hace recordar el hermoso poema de Santa Teresa: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. ¡Sólo Dios basta!” La paciencia todo lo alcanza. Se lo decía Jesús a los discípulos anunciándoles las persecuciones: "Gracias a la paciencia salvarán su vida" (Lc. 21,19). Seamos pues pacientes así como el labrador espera el fruto precioso de la tierra. ¡Acepta la vajilla que te ha tocado pues está hecha conforme a tu necesidad!

21 de marzo de 2013

Montaña imponente

Montaña imponente que te erijes sin estimar espacio, sin escatimar altura. Parece que tocas el cielo. Difícil es llegar a ti desde aquí. Por fuera te ves hermosa, el sol radiante parece besarte. Me pregunto que llevas por dentro, tú soledad es inminente, aunque muchos son los que te miran. Mis ojos tuvieron la osadía de mirarte y perderse en tú majestuosidad. Bebieron de tú intelecto hasta saciar y aún siguen sedientos. Lejos de ti mi corazón. En ruinas parece estar. Te miro desde aquí montaña imponente y sonrió al sentir sobre mis mejillas la brisa suave que brota de ti.

19 de marzo de 2013

Duelo

Ella: Miro desde la ventana hacia el pasado, estuve allí y no te vi, aunque mirándote estaba. Muchos encuentros donde no te veía. Ausencia de ti en muchos presentes, luego apareces en este momento finito con una sonrisa de niño, con una mirada que siento que me toca. Lloro porque quedo extasiada en esa mirada perdida, que sueña un imposible que también yo sueño. Lloro porque tuve tiempo de verte en el pasado y no te vi, o más bien con estos ojos no te veía. Lloro porque quiero un abrazo que dure más tiempo y no un simple momento que se vuelve eterno en mi mente. Lloro porque aún cuando el pasado haya pasado y el futuro todavía no llega, aún en este finito presente, ya mis ojos han llegado tarde. Lloro porque deseo tocarte y no debo. Lloro porque deseo besar tú boca y no debo. Lloro porque deseo pensarte y no debo. Lloro porque pudo ser desde el pasado pero llegué tarde. Lloro porque ahora te veo en este finito presente pero no debo mirarte. Llegué tarde. El: Una lágrima se escapa, Furtiva baja por mi mejilla... Se escapa por la finitud del presente, se escapa porque conoce cuanto me arden los labios que se han desgastado infinitas veces en el finito presente de mis deseos. Se escapa de entre mis manos que te conocen más que a su propia palma, aunque jamás te han tocado como desean. Se escapa, al fin, porque contenerse no puede y resistirse no sabe...

11 de marzo de 2013

Quiero salir en tu libro

Me encontraba disfrutando de una amena lectura en el chinchorro de la casa y de repente se me vino una gran idea, bueno realmente se trata de una petición. Resulta que el libro que estaba leyendo fue escrito por un sacerdote amigo mío, mientras más iba leyéndolo mi interés por su lectura se acrecentaba y lo que me gustaba de el, es que sus reflexiones hacían mención de la vida cotidiana, de gente como tu y como yo. Viendo que Dios habla a los sencillos con palabras e historias sencillas, que inclusive los protagonistas son reales y los que no, también son reales para la mente del autor, son gente con nombre y apellido como nosotros, pensé entonces, en hacer al Padrecito, amigo mío, la petición: ¡Padre, quiero salir en tu libro!. Inmediatamente como cosa mágica, me vino su rostro a la mente, y me respondió: - ¿Qué tú quieres que cosa? - Bueno, que yo quiero salir en tu libro. Expresé nuevamente. Como era muy chistoso, respondió: - ¡No vale!, si los que salen son los muertos. Insistí una vez más: - Te hablo en serio chico, me gustaría salir en tu libro, es decir que aparezca mi nombre en algún lado. El Padrecito, con una sonrisa en los labios, me dice: - ¡Ah!, entonces tú lo que quieres, no es salir en mi libro sino pantallar (*) de que sales en el. Y pensándolo bien, porque no haces algo mejor, escribe tu propio libro y así sale tu nombre como: autor. ¿No te parece? Me eché a reír por las ocurrencias del Padrecito, le digo así por cariño, no vayan a pensar que es por su pequeña estatura. Lo cierto es que estaba soñando despierta, era solo un sueño, pero como dicen por allí soñar no cuesta nada. Además el sueño trajo algo interesante, porque recordé un pasaje bíblico, del Evangelio de Lucas, donde se narra que en una oportunidad estando Jesús con sus discípulos, estos regresaban de una larga jornada de trabajo evangelizador; y contentos comentaban: “Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían” Lc 10, 17. Dijeron esto porque imagino que ellos estaban muy emocionados por haber cumplido el encargo de Jesús y además por el efecto que el mensaje del evangelio había causado en el pueblo. Menos mal que estos discípulos no eran pantalleros, no querían figurar y eso lo demuestran cuando reconocen que todo lo que han hecho, ha sido en el nombre del Señor. Continuando con el relato, para que entiendas mejor a donde quiero llegar, “Jesús, les respondió: Miren les he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada los dañará. Con todo, no se alegren de que los espíritus se les sometan, sino de que sus nombres están escritos en el cielo”. Lc 10, 19-20. Fíjense, quiero hacer énfasis es esta última parte: “sus nombres están escritos en el cielo”, eso debe ser motivo de alegría, lo enfatizo a propósito, por aquello de que yo quería que mi nombre, mi historia, saliera en el libro del Padrecito. A veces estamos tan afanados por querer figurar en todo, no solo en el libro del padre, sino también en el trabajo, en la escuela, universidad, en la Iglesia, en el deporte, en la música, en todos lados queremos ser reconocidos y que nuestro nombre aparezca en GRANDE y si se puede con luces de Neón. Hoy en la lectura bíblica que les compartía, se nos hacen ver tres cosas importantes: 1º Nosotros no podemos hacer nada sin Dios. Por eso los discípulos reconocen que todo lo que han hecho, ha sido en el nombre del Señor, Jesús. 2º No se alegren de esas cosas, es decir no hagamos alarde de lo que hemos hecho. Hay cosas todavía más importantes por las que estar alegres. Recordemos las palabras de Jesús: “El que de ustedes quiera ser el más importante que se haga el servidor de todos” Mt 20,26. 3º Llénense de gozo y alegría porque sus nombres ya están escritos en el cielo. No importa si tu nombre no sale en el libro del Padrecito o en ningún otro titular, lo realmente importante es que con tus buenas acciones, con tu sonrisa, con tu abrazo de apoyo, con tu servicio desinteresado por los demás, con tu cortesía y respeto por el otro, con tu honestidad y trabajo, has ayudado a que el efecto del Evangelio vivido, fermente el mundo y a los que te rodean, y eso haya traído como consecuencia que tu nombre ya ha sido escrito en el libro de Dios, en el cielo. Y si no has hecho nada de lo que mencione, entonces ¿Qué esperas?, comienza desde hoy ha escribir en ese libro de la vida tus buenas acciones. Y así tu nombre saldrá como el Autor. ¿No te parece? (*)Pantallar: vocablo venezolano que significa alardear, fanfarronear, aparentar.

22 de febrero de 2013

La hormiga Chapulina y la Chicharra Paralizadora

Cierta noche de esas que son tan productivas, donde los pensamientos vienen a la cabeza como si fueran una metralleta y el cielo está tan iluminado que pareciera que las ideas irradian su propia luz, se encontraron en el camino la hormiga Chapulina, quién regresaba de su larga jornada de trabajo con el cansancio en los hombros pero la mente llena de ideas, y la Chicharra paralizadora; a quién la vida le parecía el lugar propicio para ser feliz y disfrutar. Tuvo pues lugar el encuentro cuando la Chicharra, haciendo su vuelo acrobático ve a lo lejos la silueta de algo que va con un ritmo muy acelerado. Y por curiosidad decide descender un poco para ver más de cerca de quién se trataba, al estar volando a pocos metros sobre el suelo, se dio cuenta de que se trataba de la hormiga Chapulina, ah se dijo para sí, pero si es mi gran amiga la hormiga, que va de regreso a su casa, me detendré un poco para saludarla. - Hola Chapulina. ¿A dónde vas tan acelerada?, si ya tu tiempo de trabajo ha terminado y ya vas de vuelta a tu casa. Chapulina un poco sofocada por la caminata le responde: - Es que quiero aprovechar el tiempo, me urge llegar pronto a mi casa, hay muchas cosas pendientes y pareciera que el tiempo no rinde. En fin hay que aprovechar el Tiempo perfecto de Dios. Mmmm con que es el tiempo el causante de su apuro, dijo para sí la Chicharra; e hizo una nueva pregunta: - Chapulina, y tú sabes ¿Qué es el tiempo? Respondió casi sin voz la pobre hormiga de la fatiga que llevaba: - Bueno no lo sé exactamente, solo sé que generalmente se agota muy rápido y cuando esperas algo, parece interminable. Y tú, ¿si sabes lo qué es? Desacelerando un poco el paso, en espera de lo que iba a decir su interlocutora. La Chicharra, que se había leído unos cuántos tratados de filosofía unos días antes, pero que no había entendido ni papa, le dice; por no quedarse callada: - ¡Claro! que lo sé, respondió con aires de grandeza, hace poco estuve filosofando y llegué a la conclusión de que El tiempo es la sucesión de los estados de los entes creados finitos y mutables, que tras el breve momento de poseerlo va adquiriendo, nuevas y nuevas configuraciones. No tenía ni idea de lo que había dicho pero como sabía que el apetito intelectual de la hormiga era difícil de saciar, le lanzó ese concepto; que duró semanas para memorizar. Y dijo para sus adentros ahora si me la comí. Con tono de sorpresa por tan magistral concepto responde la hormiga: - Sí, en efecto es como dices Chicharra. Ahora que recuerdo hay varios filósofos que han hablado sobre el tiempo, dentro de ellos recuerdo a los doctores de la Iglesia Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y Santo Tomás de Aquino, también Platón y Aristóteles han hablado sobre este tema. Sin embargo para mí el tiempo perfecto de Dios es el presente, pero bueno al decir para mí ya lo estoy limitando. A lo que la Chicharra pela los ojos y dice entre dientes ahora sí que me embrome esta hormiga es muy sabihonda y ahora que le respondo, ayúdame Espíritu Santo. Y continúo su disertación: - Pues… Yo estoy de acuerdo. El momento de Dios es el presente. Por eso, desde este punto de vista, compartimos con Dios la cualidad de su “presente”, solo que no “eterno presente” como Él. Y sí, por supuesto muchos han escrito sobre este tema, de hecho nosotros casi compartimos aún la visión aristotélica del tiempo, desde que Santo Tomás lo abrazó y lo plasmo de manera magistral. La hormiga ya le picaban las antenas de las ganas que tenía de intervenir y estaba esperando la menor pausa de la chicharra para hablar: - Sí, mi querida amiga muchos de ellos han escrito que “El tiempo es un todo, dividido en partes” y yo agregaría que nosotros estamos viviendo en esa parte única que existe realmente, el presente. Y esa parte única que existe, existe y muere a la vez, es decir como seres mutables que somos vivimos cambiando en un breve presente. La Chicharra con un poco más de confianza, responde: - ¡Exacto! Eso es lo que quería decir, el tiempo lo podemos dividir claramente en 3: pasado, presente y futuro. El pasado “existió”. El futuro “ni siquiera ha existido” y el presente “es lo que existe”… termina con tono paralizante su intervención de momento, nuestra amiga, la chicharra paralizadora. La hormiga nuevamente interviene: - Será por eso que dicen por allí: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Chicharra paralizadora, contesta haciendo un ademán de aprobación con la cabeza: - Eso es lo que Eráclito trató de explicar en su DEVENIR. Su famosa frase “Todo pasa”. Suspiró la Chapulina y seguido exclamó: - ¡El tiempo vive en un eterno estado agónico! Dándole una palmadita en la espalda la chicharra responde: - ¡Ánimo!, no hay que ser tan pesimistas. Levantando las antenitas nuestra amiga la hormiga, continúo: - Volvamos a lo del tiempo perfecto de Dios, si el tiempo es algo creado por el hombre ¿Cómo podemos encerrar a Dios, que es increado, en algo creado?, lo que tú decías en ese concepto loco del tiempo. Es el brevísimo presente ahora el que importa realmente, que al juntarse con muchos breves nos dan la sensación de lo que llamamos presente. - ¿Sabes? Se me ocurre un chiste malo: Viene tiempo presente y le dice a tiempo futuro, hola esposo nuevo que en un momento serás viudo. Lanzando una carcajada al aire, acota la Chicharra: - Ahora sí, de plano estamos en estado de demencia. Yo creo que en vez de decir El tiempo de Dios es perfecto deberíamos decir: El momento de Dios es perfecto”. Con actitud muy serena finaliza su intervención, la hormiga Chapulina: - Ahora bien, sí el pasado no existe, porque ya pasó. El futuro no existe, porque no ha llegado aún. Entonces ¿Qué nos queda? ¡El presente!,( se responde ella misma). Por eso ese Momento perfecto de Dios, es el aquí y el ahora. Es decir ese tiempo perfecto de dios que tanto nombramos, ya lo estamos viviendo, y ¿qué es lo que Dios quiere para nosotros en ese tiempo? Sin dejarla terminar la Chicharra paralizadora interviene, con tono de alegría dice: - ¡Que seamos felices y más nada!, y que hagamos como el eslogan de las tiendas Macuto: “Marca la diferencia”. Y emprendiendo de nuevo su vuelo acrobático observaba cómo se alejaba lentamente su amiga la hormiga Chapulina, con un toque de alegría en sus antenas y con la certeza de que el tiempo más valioso y perfecto, es el que mentamos presente.

21 de febrero de 2013

Diàlogo: ¡Bendita Libertad!

Apachurrao: Quiero que me ayudes con algo, bueno más bien con alguien, con mi hermana, es que no se cómo entrarle, como meterle a Dios en la cabeza, en el corazón, en fin en su vida. Apachurron: Mmmm ¿Cómo así? Apachurrao: Bueno es que siento que no puedo ser profeta en esa tierra, ¿entiendes? A mí no me escucha, pero tal vez si viniese otro y le hablará, pudiera captar mejor el mensaje. ¿Qué dices? Apachurron: Ay de mí sino evangelizo, una vez un sacerdote me explico que aunque el dar a conocer a Dios parece una obligación, el apóstol San Pablo siempre pone por encima el amor y cada quién es libre de elegir. De verdad a veces quisiera que el mundo dejara a un lado todo y cesara la discusión, el odio, la avaricia, todo. Tendría que echarte un cuento para que veas que tan grande son esas ganas de ver a un mundo donde los hermanos no se maten unos a otros. Un escritor ruso, Máximo Gorki decía: “Un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor y la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición. El hombre arriesga su propia vida cada vez que elije y eso lo hace libre”. Apachurrao: Gracias. Pero quiero saber ¿qué cuento es ese? Es importante para mí. Apachurron: Son unas palabras que dijo el fraile Richard en una presentación en el seminario. Apachurrao: Bueno, cuéntame que dijo. Apachurron: El fraile trabaja en la orden de los mercenarios. Creo que es así que se dice, no estoy seguro. Apachurrao: Ja ja ja… yo creo que es mercedarios pero no importa de qué orden es el fraile, continua. Apachurron: creo que ellos trabajan con gente de bajos recursos, presos y otros, el dijo algo más largo pero en pocas palabras hay personas a las que no puedes demostrarle ni una gotica de odio porque se llenan de un mar de amargura y rechazo, más bien dale tu un mar de amor y acógelo sin esperar nada a cambio, porque Dios nos creo libres. Cuando escuche eso, entendí mucho a mi hermana mayor. Apachurrao: Entonces a mi hermana no solo un mar sino habrá que darle un tarro de miel para ver si se ablanda, porque ha conocido de Dios y todavía no le conoce. Eso me estresa porque se le ha dicho lo mismo que a mí. En fin ¡Bendita libertad de los hijos de Dios! Apachurron: Ya le explicaste, si discutes con ella vas a terminar pecando tu y ella. Apachurrao: ¿Explicar? Apachurron: Si la invitaste a la Iglesia, ella conoce lo que es bueno y lo que no. Lo que es pecado. Apachurrao: Como que eso no le importa mucho, bueno creo… estoy cayendo en suposiciones. ¿Será que no ha llegado el momento de Dios para ella? o tal vez lo está viviendo pero no se da cuenta. No queda más que esperar que llegue ese momento, eso lo sabe Dios pero como yo no soy El y no conozco sus planes tiro una que otra flecha a ver si una de esas da en el blanco y en el tiempo. Apachurron: Bueno, no te desesperes, en estos días leí algo que me dio tranquilidad: “Cuanto más se esfuerza uno por los demás, mejor comprenderá y hará suya la palabra de Cristo: “Somos unos pobres siervos” (Lc 17,10). En efecto, reconoce (El que sirve) que no actúa fundándose en una superioridad o mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don. A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberara así de la presunción de tener que mejorar al mundo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor. Quién gobierna el mundo es Dios, no nosotros”. Deus Caritas Est (Carta encíclica Benedicto XVI) Apachurrao: Cierto. Lo había olvidado, Gracias por recordármelo. Es Dios quién propicia todo y sé que El se está ocupando de mi hermana y de la tuya, así como de tantos que no se han acercado a Él, todavía. Mientras nosotros hagamos lo que nos toca con la alegría de sabernos sus siervos.

17 de febrero de 2013

Un Desierto, llamado Reposo

Apenas comenzaba a caminar este desierto y ya sentía el cansancio y el hastío, un desespero me embargaba, quería que el tiempo pasara rápido, no deseaba estar más de reposo, es una cuarentena muy cansona, tener que estar quieta; no va conmigo. Hablando de cuarentena, en este tiempo de cuaresma pensaba prepararme de una mejor manera, otras veces me ha ganado la flojera, pero este año me propuse sería diferente, pero creo que tus planes y los míos una vez más no coincidieron, estoy aquí en cama, de reposo por 21 días, pero para mí es como si fueran 40. Señor, ¿Cómo entrenarme desde aquí?, sino puedo hacer más que estar acostada. No puedo hacer obras de caridad, no puedo ir a la Iglesia, ¿Qué tanto puedo hacer desde aquí?, me duele todo, paso el día bien y en la noche todo se complica. La fiebre me hace delirar, los dolores me hacen erizar la piel, y me pregunto: ¿Por qué en la noche? Y ahora pienso en tus 40 días de preparación en el desierto, donde fuiste tentado, y esas 40 noches que posiblemente fueron igual de inquietas que las mías ahora. Dice la Palabra que estabas «lleno del Espíritu Santo… y que te dejaste llevar por el Espíritu al desierto» Lc 4,1. Allí permaneciste todo ese tiempo, pero no específica a que desierto fuiste, si se resalta del lugar de donde saliste, el Jordán, entiendo que era un río importante en tus tiempos, también se que además las zonas donde hay ríos son muy fértiles y prósperas, es decir había abundancia en aquel lugar, y decidiste pasar de la abundancia del Jordán a la nada del desierto, ¡Claro! Estabas bajo los efectos del Santo Espíritu, era de esperarse. Siempre he querido saber a cuál desierto fuiste, pero tal vez la Palabra no lo dice, porque no hace falta o para que no nos limitemos, solo es necesario saber que el desierto es la nada. Y cuando en medio de mi enfermedad me pregunto: ¿Por qué en la noche? ¿Por qué la fiebre y los dolores hacen su aparición magistral en la oscuridad? Tendrá que ver con que es el único momento donde estoy a solas conmigo, con mi cuerpo, mis pensamientos, y bueno también contigo porque tu omnipresencia hace imposible excluirte. Noche – Oscuridad – Desierto, pareciera que allí no pasa nada, pero ¡pasa de todo! A mí, me comienzan las dolencias, y a ti, te ponen a prueba. A propósito de ello, ¿No estaré siendo a puesta prueba también? Creo que por ahí viene todo. Dice la palabra que fuiste tentado por el Diablo « En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre, el Diablo le dijo: -Si eres hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan… No solo de pan vive el hombre» Lc 4, 2-4. Fue tu respuesta. ¡Qué gran respuesta, Señor!, que te puedo decir yo, si apenas me viene el dolor y te pido a gritos: Señor, ya es suficiente, quítamelo rápido. No solo de pan vive el hombre, y yo agregaría sino también de la confianza que se tiene en Dios, de que todo dolor pasará. ¿Cuántas veces Señor, cuando estamos a prueba, te pedimos que nos las quites? No tenemos tú aguante, perdónanos por esa y muchas más. Y siguiendo con tus pruebas, «luego el Diablo dijo: - Te daré todo ese poder y su gloria… si te postras ante mí, todo será tuyo». Tu respuesta fue: «Solo al Señor Tú Dios adorarás» Lc 4, 6-8. Nuevamente Señor, que grande tu respuesta y nosotros seguimos con la pata coja. ¿Cuántas veces Señor, hemos deseado gloria y fama, ser reconocidos? En este preciso instante pienso, que comentarios harán sobre este escrito, espero sean buenos, porque sino ni digo que lo escribí yo. Ves Señor, se hace necesario pedirte perdón por esto también. Y seguimos con el Diablo y su incansable afán de hacernos caer. «Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: Sí eres el hijo de Dios, tírate abajo desde aquí…porque enviará tus ángeles para que te cuiden y tu pie no tropezara en la piedra. Pero Jesús respondió: No pondrás a prueba al Señor, tu Dios» Lc 4, 9-12. En este momento es la autosuficiencia del hombre la que sale a relucir, el exceso de confianza en nuestras propias fuerzas que nos lleva a la imprudencia, Dios es quién guarda nuestras vidas, pero a veces creemos que somos nosotros que tenemos el control, y que nada nos pasará porque somos invencibles, casi dioses. Señor, que dura ha sido esta prueba, el hecho de tener que depender de otros para todo, para vestirme, para levantarme, para acostarme, para que me lleven y me traigan, me compren los medicamentos, y hasta me ayuden a ir al baño, puedo ver la fragilidad de lo que soy y tu grandeza en cada persona que ha hecho algo por mí, durante esta convalecencia. No sé, si al desierto que fuiste llevado era parecido a este, lo que sí sé es que este fue el desierto a donde fui traída, para caminar estos 40 días. Te pido me ayudes a saber responder como tú.

13 de febrero de 2013

Y sigo contando 12

Hace ya casi 3 años, cuando comencé la labor de dirigir al grupo de solteros cursillistas de San Diego, mi mayor preocupación era la cantidad de personas que lo conformaban, recuerdo claramente que solía decir: somos 3 gatos, ¿cómo vamos hacer los que nos toca si somos tan poquitos? Y constantemente la oración de mi par y mía era: Señor, que seamos muchos. Poco a poco se fueron incorporando más equipistas al equipo, y eso nos llenaba de alegría pero no se me quitaba la idea de estar siempre contándonos cada vez que nos reuníamos para hacer algo, en mi mente constantemente se repetía uno, dos, tres…mientras iba observando las caras de los chicos. Ya no éramos 3 gatos, mi cuenta daba mucho más, casi siempre llegaba hasta el 12, y a manera de alivio decía: bueno ya pasamos los 10. En la actualidad ya somos 25, pero no es de ese número del que quiero hablarles sino del 12. Doce fueron los apóstoles; que fueron llamados por Jesús para la misión de dar a conocer la Buena Noticia, «Y cuando era de día, llamo a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales llamo apóstoles» Lc 6,13 doce las tribus de Israel, que formaron el pueblo escogido por Dios: «¡Bienaventurado eres tú, oh Israel! ¿Quién como tú, oh pueblo salvo por el Señor, escudo de tu socorro y espada de tu excelencia? Tus enemigos tratarán de engañarte, pero tú pisotearás sus lugares alto».Dt 33,29. Doce la edad que tenia Jesús cuando se perdió en el templo y se le escucha reconocer por primera vez a Dios como Padre, anticipando lo que sería su ministerio público al responder: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» Lc 2,49. En fin parece que este número tiene algo especial. Hoy mientras estaba en misa con el grupo, volví a contarnos en silencio, cuál fue mi sorpresa que el total de los asistentes, nuevamente era 12, y dije para mí: Gracias Dios. En la homilía el padre decía que el 12 era múltiplo de 3 y que el 3 es número perfecto, la Santísima Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo, 3 personas en 1 solo Dios, ¡Que perfección! Entendí pues que lo importante no es la cantidad sino que ese poco o ese mucho Dios lo hace perfecto, como el 12. Y sí los apóstoles que eran 12 y pudieron cumplir la misión que Jesús les dejó, más aún nosotros podremos seguir ese ejemplo, sabiendo que Dios hará perfecta su obra, así pensemos que somos 3 gatos.

27 de enero de 2013

El aumento

Un día un joven muy preocupado por su futuro, acudió donde su jefe dispuesto a pedirle un aumento, estaba muy nervioso pero decidido, al principio titubeo al hablar pero luego continuo muy seguro en su exposición, entre las cosas que menciono estaban: te he servido desde hace muchos años, te he dedicado lo mejor de mí, mi juventud, he sido perseverante, aún en los momentos difíciles me he mantenido, cuando me has corregido así sea con traspiés he obedecido, cuando llamas acudo a ti. Cómo se que eres exigente trato de hacer las cosas lo mejor que puedo, soy creativo, siempre invento algo para darte gusto, estoy orientado hacia la rentabilidad de tu empresa, quiero que otros la conozcan y seamos cada día más. Te tengo en gran estima y has sido para mi como un Padre, he aprendido de ti todo lo que se y estoy agradecido. El joven hizo una pausa… y continúo pero a veces me pregunto si todo esto vale la pena, ¿Hay algo más para mí? ¿Cuál es mi recompensa?, no sé digo yo algo que me motive a seguir por ejemplo un aumento de sueldo, creo que con eso estaría más satisfecho y suspiró. Yo se que tu eres bueno por eso acudo a ti. El jefe lo miró por largo rato como si estuviese examinando palmo a palmo su discurso, deteniéndose en cada palabra, sonrió amablemente y le dijo: Ve y sigue haciéndolo así como has dicho. Y lo despacho de su oficina. El joven se marchó todo desconcertado, pues no entendía aquella actitud de su jefe, y se decía para si, pero si el es bueno, pensé que me daría lo que le pedí. Llegada la noche no podía dormir pues todo aquel asunto lo tenía muy pensativo, tal vez era mejor no seguir y renunciar. A fin de cuentas lo que el pedía era algo justo, ya que todo esfuerzo tiene su recompensa. Junto a su cama había una mesita de noche y sobre ella una lámpara, cuando por fin decide acostarse, ya decidido de que si no obtenía el aumento se iría, se dio cuenta que debajo de la lámpara se encontraba un papel doblado, lo sacó y lo leyó, era una nota que hacía mucho tiempo había escrito, y decía: “Aunque muy pocos creen en mí, y otros tanto me creen inservible, yo te ofrezco lo que tengo, no tengo mucha experiencia, ni tampoco tengo la destreza pero aprendo rápido, dame la oportunidad de servirte y prometo serte fiel hasta el final, se que nada merezco, me conformo con poco, aquí estoy.” Se sintió desagradecido pues esa nota la escribió a su jefe para que le diera el trabajo. Cuando nadie creyó en él, su jefe sí lo hizo. A la mañana siguiente fue corriendo a la oficina de su jefe, pero no lo encontró, sobre el escritorio había un sobre con su nombre, y dentro de él una nota que decía: “Muy bien, siervo honrado y cumplidor; porque has sido fiel en lo poco, te daré mucho más.” Su sorpresa fue que al salir en la puerta también estaba su nombre, su jefe le había dejado todo lo que tenía. En esta historia es muy obvio que el joven somos tu y yo, y el jefecito es Papá Dios, queremos siempre más y le exigimos hasta el punto de decir sino me lo das entonces me voy, sin darnos cuenta que todo lo que tenemos nos lo ha dado el, y cuando nadie apostaba por nosotros el si lo hizo, sin embargo sigue siendo tan paciente que tolera nuestros arranques y nos ofrece una sonrisa. Es tanto su amor por nosotros que, dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida. Jn 3,16. Es decir, dio hasta lo más valioso. Todo lo que tenía. Si crees que Dios te ha dado muy poco, y quieras dejarle la peluca, empieza por preguntarte: ¿Cuánto vale tu vida?

7 de enero de 2013

La Estrella del Rey

Hemos visto su estrella y venimos adorarle Mt 2,2. Hace mucho tiempo atrás se pensaba que cada persona al nacer poseía una estrella en el cielo y que el brillo de ella denotaba la importancia del que había nacido. Tuvo lugar por aquel entonces; el nacimiento de un niño, y su estrella se hizo notar con un fulgor que atrajo la mirada de algunos hombres estudiosos de los astros; y estos decidieron ponerse en marcha para ver de qué se trataba, siguieron el rastro de la estrella y llegaron delante del rey Herodes, los magos pensaron si esta estrella ha brillado debe ser digna de un Rey, llegaron pues a preguntar: ¿Dónde esta el Rey que ha nacido?, tal vez pensaron que el niño nacido podía ser hijo de Herodes, no lo sé, son elucubraciones. Lo cierto es que alguien grande había nacido y su estrella se hizo notar en el cielo para dar fe de ese hecho. Brilló tanto que movió la voluntad de aquellos hombres, ¿quién pudiera imaginar ese brillo?, al punto de generar la curiosidad; y mas que eso la necesidad de salir al encuentro de aquel cuya luz irradia tanta grandeza. Venimos a adorarle. Se dice que la adoración es un estado espiritual contemplativo en el que el espíritu del hombre se sobrecoge maravillado estableciendo una comunión íntima con Dios, dando lugar a una experiencia deliciosa de los sentidos dentro de una dimensión eterna. De la adoración también se puede decir que es un estado (en reposo) o estilo de vida (activo) que obedece intuitivamente a la fe y responde a revelaciones divinas que produce según la intensidad sutiles cambios en las fibras del corazón humano, volviendo de esta manera más perceptiva la conciencia y más activo el espíritu. Es el nivel más alto de sintonía con un ente espiritual que eventualmente desarrolla lo que los adoradores han coincidido en llamar iluminación espiritual, que es la manera de “conocer” a Dios en sus múltiples manifestaciones. Y pienso para mí, estos hombres que nada sabían de Él, vinieron a verle y no sólo eso sino también entraron en esa comunión íntima de amarle. Y le ofrecieron: Oro, incienso y mirra. Oro, símbolo de la realeza, el que ha nacido es Rey, su Reino no es de este mundo pero tiene potestad sobre el cielo y la tierra y lo que hay en ella. Incienso, porque el que ha nacido es verdadero Dios y como tal merece adoración, se enciende y desprende un humo fragante que llega a El junto con nuestras oraciones. Mirra, porque el que ha nacido también es verdadero hombre, como nosotros, en todo fue igual menos en el pecado. Más tarde sufriría la pasión y sería ungido su cuerpo. No sé a que conclusiones pudieras haber llegado tu luego de leer todo esto, pero a mí en particular me invita ha reconocer, como el profeta Isaías, que ha llegado la Gloria sobre nosotros y vale la pena levantarse, tal como lo hicieron aquellos magos para contemplar lo sucedido, y no sólo eso, sino también entrar en esa comunión íntima de adorarle con nuestra vida misma postrada delante de Él, y darnos cuenta de lo que le hemos ofrecido a ese Rey, a ese Dios; y a ese hombre. Levántate de allí donde estas, mira que su luz ya resplandece. Bajo esa luz ¿quién puede quedar a oscuras? ¿Crees qué tú vida ya no le importa y se ha olvidado de ti? Hoy te digo: La Gloria del Señor está sobre ti. Al principio El era la luz y aún hoy sigue siéndolo. Si el sol dejará de brillar, toda la vida se iría a la muerte y si la Estrella del Rey dejara de brillar en tu vida, tu espíritu se extinguiría.

6 de enero de 2013

Josemà y Los Reyes Magos

En medio de la noche estrellada brillaba la luna muy risueña pues velaba el sueño de un angelito moreno; su nombre José Manuel, a quién sus amigos y familiares llaman cariñosamente JoséMa. Para todos lo que le conocen no le es extraño las travesuras y ocurrencias del pequeño de ojos negros. Ese día JoséMa había decidido ir a la cama temprano pues el jugar con su bicicleta toda la tarde lo había dejado exhausto, se puso su pijama y en un dos por tres quedo en profundo sueño, afuera seguía la luna brillando y velando como si supiera lo que iba a acontecer. ¡JoséMa!, ¡JoséMa!, ¡JoséMa! ¡despierta! El sonido de tres voces repitiendo su nombre hicieron que el pequeño José Manuel despertara de su tan divino descanso, un poco aturdido y somnoliento, a la misma que da un bostezo se escucha la voz del chiquillo haciendo una pregunta: ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué vienen a despertarme?, Mamá dice que debo dormir pues debo levantarme temprano para ir al colegio. Una voz dio respuesta a la inquietud de JoséMa diciendo: Somos los Reyes Magos y hemos venido a buscarte, ¡apúrate y súbete a mi caballo! (Recuerda que es el sueño de JoséMa, aquí los camellos son caballos). Yo estoy en pijama, respondió JoséMa al mismo tiempo que daba un salto de su cálida camita. No importa, se hace tarde, tenemos prisa, ya no hay tiempo para cambiarte, una detrás de otra se escucharon las voces de los Reyes que extendían la mano al pequeño como gesto de invitación a emprender aquella noctámbula aventura. Así es como comienza esta travesía en noche de luna risueña, donde JoséMa y los Reyes Magos emprenden su tan divertido viaje. Llegaron pues nuestros aventureros a una inmensa playa donde las olas bailaban al son de tambores, el cielo y el mar jugaban como dos hermanos, y la luna iluminaba con rayos de plata, las palmeras se movían de un lado a otro bamboleando sus palmas saludando a los que recién llegaban, había ballenas, peces y delfines que saltaban una y otra vez haciendo piruetas que a todos agradaban. JoséMa extasiado miraba todo aquello y froto sus ojos con sus pequeñas manitos, como si no creyera lo que en aquel lugar el estaba mirando. Sintió en ese momento sobre su hombro una mano amiga que le preguntaba: ¿Sabes a que has venido a este lugar? Hubo un momento de silencio y el pequeño se quedo pensativo y finalmente dijo: No, no lo sé. Viendo su carita de perturbado uno de los Reyes se le acerca y le dice: Tranquilo pequeño amigo que no es tarea difícil lo que te toca, te hemos escogido para que seas nuestro ayudante. ¿Tarea?,¿Ayudante?, ¿De qué? Inmediatamente interroga el pequeño JoséMa, frunciendo un poquito el ceño pues la idea de que lo levantarán para hacer tareas no le agradaba mucho. Tranquilo chicuelo, no te inquietes, lo que debes hacer es ayudarnos a repartir regalos a los niños, esta es la respuesta que recibe nuestro angelito de ojos negros. ¡Ah!, si es así no hay problema, lo que me piden es pan comido responde JoséMa con un ademán como de quién tiene todo bajo control. Pero de inmediato surge otra duda en nuestro pequeño ¿Y dónde están los niños? El Rey Mago más viejo le dijo: Mira JoséMa, allí donde tú ves todas esas carpas que bordean la orilla de la playa, allí están los niños y ya duermen con sueño profundo a la espera de nuestra llegada. JoséMa dice: pues entonces que estamos esperando hay que ir rápido pero… Se detiene pensativo y nuevamente pregunta: ¿Si se mojan los regalos por tirarlos afuera o si viene un ladrón y se los roba? Un poco impresionado y risueño por las ocurrencias del pequeño el buen Rey Mago le dice: no te preocupes chiquillo, todo esta arreglado, mira como se hace y tomando un juguete sobre sus manos soplo sobre el polvo mágico y lo lanzo hacia una de las carpas y para sorpresa del pequeño este traspaso la carpa. Fue así como aquella noche de luna risueña el pequeño JoséMa y los Reyes Magos montado en sus caballos fueron por toda la playa repartiendo regalos a todos los niños del mundo, esa noche JoséMa durmió feliz porque había sido un Buen ayudante de los Reyes Magos y sobretodo había sido un buen jinete soñador. A la mañana siguiente JoséMa contó todo lo sucedido a su Mamá, ella tocando su cabecita le dijo: JoséMa que ocurrencias tienes, caballos, Reyes, playa, carpas con regalos… y luego besando su frente continuo diciendo: Hijo Dios bendiga tu imaginación de niño y en ella bendiga la de todos los niños.