21 de febrero de 2013

Diàlogo: ¡Bendita Libertad!

Apachurrao: Quiero que me ayudes con algo, bueno más bien con alguien, con mi hermana, es que no se cómo entrarle, como meterle a Dios en la cabeza, en el corazón, en fin en su vida. Apachurron: Mmmm ¿Cómo así? Apachurrao: Bueno es que siento que no puedo ser profeta en esa tierra, ¿entiendes? A mí no me escucha, pero tal vez si viniese otro y le hablará, pudiera captar mejor el mensaje. ¿Qué dices? Apachurron: Ay de mí sino evangelizo, una vez un sacerdote me explico que aunque el dar a conocer a Dios parece una obligación, el apóstol San Pablo siempre pone por encima el amor y cada quién es libre de elegir. De verdad a veces quisiera que el mundo dejara a un lado todo y cesara la discusión, el odio, la avaricia, todo. Tendría que echarte un cuento para que veas que tan grande son esas ganas de ver a un mundo donde los hermanos no se maten unos a otros. Un escritor ruso, Máximo Gorki decía: “Un hombre puede creer o no creer, eso es cosa suya. Porque es su propia vida la que apuesta por la fe, la incredulidad, el amor y la inteligencia. Y no hay sobre la tierra otra verdad más grande para el espíritu humano que esta gloriosa y humilde condición. El hombre arriesga su propia vida cada vez que elije y eso lo hace libre”. Apachurrao: Gracias. Pero quiero saber ¿qué cuento es ese? Es importante para mí. Apachurron: Son unas palabras que dijo el fraile Richard en una presentación en el seminario. Apachurrao: Bueno, cuéntame que dijo. Apachurron: El fraile trabaja en la orden de los mercenarios. Creo que es así que se dice, no estoy seguro. Apachurrao: Ja ja ja… yo creo que es mercedarios pero no importa de qué orden es el fraile, continua. Apachurron: creo que ellos trabajan con gente de bajos recursos, presos y otros, el dijo algo más largo pero en pocas palabras hay personas a las que no puedes demostrarle ni una gotica de odio porque se llenan de un mar de amargura y rechazo, más bien dale tu un mar de amor y acógelo sin esperar nada a cambio, porque Dios nos creo libres. Cuando escuche eso, entendí mucho a mi hermana mayor. Apachurrao: Entonces a mi hermana no solo un mar sino habrá que darle un tarro de miel para ver si se ablanda, porque ha conocido de Dios y todavía no le conoce. Eso me estresa porque se le ha dicho lo mismo que a mí. En fin ¡Bendita libertad de los hijos de Dios! Apachurron: Ya le explicaste, si discutes con ella vas a terminar pecando tu y ella. Apachurrao: ¿Explicar? Apachurron: Si la invitaste a la Iglesia, ella conoce lo que es bueno y lo que no. Lo que es pecado. Apachurrao: Como que eso no le importa mucho, bueno creo… estoy cayendo en suposiciones. ¿Será que no ha llegado el momento de Dios para ella? o tal vez lo está viviendo pero no se da cuenta. No queda más que esperar que llegue ese momento, eso lo sabe Dios pero como yo no soy El y no conozco sus planes tiro una que otra flecha a ver si una de esas da en el blanco y en el tiempo. Apachurron: Bueno, no te desesperes, en estos días leí algo que me dio tranquilidad: “Cuanto más se esfuerza uno por los demás, mejor comprenderá y hará suya la palabra de Cristo: “Somos unos pobres siervos” (Lc 17,10). En efecto, reconoce (El que sirve) que no actúa fundándose en una superioridad o mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don. A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberara así de la presunción de tener que mejorar al mundo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor. Quién gobierna el mundo es Dios, no nosotros”. Deus Caritas Est (Carta encíclica Benedicto XVI) Apachurrao: Cierto. Lo había olvidado, Gracias por recordármelo. Es Dios quién propicia todo y sé que El se está ocupando de mi hermana y de la tuya, así como de tantos que no se han acercado a Él, todavía. Mientras nosotros hagamos lo que nos toca con la alegría de sabernos sus siervos.

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