23 de marzo de 2015

La piedra en el zapato 23.02.15

Lectura del libro del Levítico (19,1-2.11-18): El Señor habló a Moisés: «Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No robarás ni defraudarás ni engañarás a ninguno de tu pueblo. No jurarás en falso por mi nombre, profanando el nombre de Dios. Yo soy el Señor. No explotarás a tu prójimo ni lo expropiarás. No dormirá contigo hasta el día siguiente el jornal del obrero. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezos al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No darás sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu conciudadano. No andarás con cuentos de aquí para allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. Reflexión: En este tiempo de cuaresma se nos invita a hacer una revisión de nuestra vida, de nuestras acciones para hacernos conscientes de lo que no hemos estado haciendo bien y de lo que debemos cambiar, cuaresma además de ser tiempo de conversión también es tiempo de reconciliación, para algunos es difícil identificar las cosas en las que están fallando o puede ser que nos estemos haciendo los locos, sin embargo hoy la primera lectura nos trae una lista de algunas premisas que podemos tener en cuenta para realizar nuestro examen de conciencia, porque puede que nos pase como una vez con mi jefe cuando me le acerque a contarle que no estaba durmiendo bien porque me despertaba pensando mucho y en tono de juego me dijo: “Así tendrás esa conciencia que no te deja dormir”, puede que parezca tonto pero son muy ciertas sus palabras, nuestra vida no puede estar en paz si nuestros pensamientos no están en paz y nuestras pensamientos no estarán en paz hasta que nuestras acciones estén en paz y estas estarán en paz cuando estén orientadas a cumplir lo que la ley de Dios nos pide hacer. No dejemos pasar este tiempo sin hacer esa revisión, no vaya ser que por no revisar sigamos con esa conciencia intraquila o como me paso a mí esta mañana que sentía una molestia dentro del zapato y pensé eso debe ser una piedrita que se me metió y me debe estar molestando, camine un buen rato con mi molestia pero luego decidí quitarme el zapato para revisar, metí la mano para sacar la supuesta piedra pero nada había ahí dentro, toque una puyita y pensé es algo del zapato, lo dejaré así y cuando disponía a ponérmelo de nuevo, lo voltee y vi que la puyita era un gran chinche que se había clavado a la suela de mi zapato. Nos puede estar pasando en nuestra vida espiritual que el pecado o nuestras malas acciones sean como esa piedrita que nos molesta pero que creemos es algo insignificante pero no deja de incomodarnos y cuando venimos a darnos cuenta, no es una piedra sino una puya que ya atraviesa y está bien metida dentro de nosotros. Saquemos esa piedra, esa puya, no dejemos que nos siga molestando. Dentro de la lista que nos trae el texto se nos pide: No robar ni engañar, esto implica dejar la flojera en tu trabajo, no echar carro, no copiarte en los exámenes si eres estudiante, no ser usurero. No jurar en falso, que tu si sea si y que tu no sea no, si eres hombre y mujer que habla con la verdad no será necesario que jures para que te crean lo que dices. No explotarás, ni expropiarás a tu prójimo, no le quites a los demás lo que se han ganado con el fruto de su trabajo y esfuerzo, no abuses del poder que se te ha dado. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego, no le busques la caída a tu hermano o te aproveches de su debilidad cuando lo veas vulnerable. No darás sentencias injustas, da a cada quién lo justo, ni más ni menos, sé justo en el pago del salario de tus empleados, sé justo en el tiempo que dedicas a tu familia, sé justo en el servicio que ofreces a Dios, sé justo y no favorezca a alguien solo porque es tu amigo, sé justo, no te colees, espera tu turno para ser atendido. No andes con cuentos de aquí para allá, deja de ser chismoso, sapo, el lleva y trae, ocúpate de tus cosas y deja de averiguar, opinar y meterte en la vida de los demás, mira la viga que tienes en el ojo, antes de señalar la pajilla que tiene el otro en el ojo. No odiarás, ni te vengarás, sino que amarás a tu prójimo. Suelta ya ese rencor que te carcome, sácate esa puya que te molesta dentro, libérate y ponte en el camino hacia el amor y la reconciliación con el que te ha agraviado. Feliz día, Sean Santos como yo el Señor soy Santo.

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