11 de agosto de 2014

La Mancha de Chocolate 05.08.14

Lectura: San Mateo: 15, 1-2. 10-14 Las plantas que no haya plantado mi Padre serán arrancadas de raíz. En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos escribas y unos fariseos venidos de Jerusalén y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?" Jesús llamó entonces a la gente y le dijo: "Escuchen y traten de comprender. No es lo que entra por la boca lo que mancha al hombre; lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre". Se le acercaron entonces los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se han escandalizado de tus palabras?" Jesús les respondió: "Las plantas que no haya plantado mi Padre celestial, serán arrancadas de raíz. Déjenlos; son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un hoyo". Reflexión: ¿Quién hay que no haya escuchado cuando era pequeño: "Lávate las manos antes de comer"?, era una norma en casa que nuestras madres solían recordarnos a cada instante. Y hay de aquel que osara no cumplirla. ¿Tendrá que ver ese lavarse las manos de nuestra madres con el lavarse las manos que mencionan los fariseos ?. Pues no, este más que un acto de higiene se trataba de un ritual de purificación en el cuál debían extender las manos con las palmas hacia arriba y se echaba el agua, con el puño de una mano se frotaba la otra, luego debían colocar las manos con las palmas hacia abajo y echar nuevamente agua. Era toda una ceremonia el purificarse y así como esta también se purificaban los utensilios, se lavaban los pies, en fin todo ello formaba parte de la tradición de los ancianos y los judíos las cumplían al pie de la letra y no es que estuviese mal hacerlo, sino la forma como la adherencia a estas normas humanas iba dejando de lado las Escrituras, los fariseos se perdían en actos piadosos y religiosidades y se olvidaban que el mandamiento más importante era el amor al prójimo. ¿Me quedo yo solo en lo superficial de la religión, solo con las prácticas de piedad y no en el ejercicio real del amar al otro?, ¿ Juzgo a los demás y les busco la pata coja para señalarlos solo porque considero que no están en consonancia con lo que dicta el mensaje de Dios?. No es lo de fuera lo que mancha al hombre. Esto lo puedo ilustrar con un ejemplo sencillo, ando de vacaciones con mis sobrinos y uno de estos días que salimos a pasear le compré unos helados, ellos estaban disfrutando su manjar pero tenían que ver como quedaron al final, todos embarrados y con la ropa manchada, sobretodo mi sobrina que tiene 3 años, la blusita era blanca y quedo marrón de chocolate, yo saqué unas toallitas y la limpie y luego que llegamos a la casa mi mamá agarro la blusita, la lavo, y quedo como nueva, lista para usar nuevamente. Aunque el helado manchó a mi sobrina temporalmente luego pudimos limpiarla y quedo como sí nada. Entonces a esto se refiere Jesús el sucio y el chocolate son removibles, pero cómo haces tú para remover con agua y jabón el odio, la envidia, el orgullo, la soberbia, la infidelidad, la promiscuidad, los pensamientos perversos y malas intenciones que habitan y manchan el corazón del hombre. Esas son manchas más difíciles de sacar, no hay detergente que pueda con ellas. Preocúpate pues de cómo está tú interior y las manchas que hay en tú corazón. No te quedes en solo apariencia. Feliz día la mancha de chocolate son fáciles de ver pero las que hay en el corazón no tanto.

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