11 de agosto de 2014

Conciencia y Temor de Dios 04.08.14

Lectura: San Mateo: 14, 1-12 Herodes mandó degollar a Juan. Los discípulos de Juan fueron a avisarle a Jesús. En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús y les dijo a sus cortesanos: "Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en Él fuerzas milagrosas". Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, pues Juan le decía a Herodes que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, le tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. Pero llegó el cumpleaños de Herodes, y la hija de Herodías bailó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que le pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo: "Dame, sobre esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús. Reflexión: Herodes Antipas, hijo de aquel cruel Herodes que mató a los niños de Belén. Tetrarca, indica que tenía sólo la cuarta parte del reino de su padre. San Juan había increpado a Herodes por haberse casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, en vida de éste. Herodes no estaba obligado a cumplir un juramento tan contrario a la Ley divina y fruto del respeto humano. S. Agustín, imitando a San Pablo (I Cor. 4, 4 s.), decía: "Piensen de Agustín lo que lo les plazca; todo lo que deseo, todo lo que quiero y lo que busco, es que mi conciencia no me acuse ante Dios". Cf. S. 16, 2. Conciencia, Temor de Dios, términos poco aplicados en esta sociedad actual, pareciera que solo existen en teoría y que llevarlos a la práctica resulta bien difícil, eso paso en el tiempo de Herodes y sigue pasando aún. El mes pasado estuve en el colegio donde mi hermana da clases dictando una charla sobre lo que es" La conciencia ", a los niños de cuarto grado, antes de darle una definición le pregunte a los niños que significaba para ellos el término conciencia, hubo una respuesta que se me quedó grabada de una de las niñas que intervino, decía: "La conciencia es aquella que te habla cuando tú hermana te dice que te robes las chucherías de la bodega de tú abuelo, y la conciencia te dice que no lo hagas". Pudiese yo darte un concepto más amplio de lo que es, pero quiero quedarme con este de una niña que debe tener entre 9-11 años. Entonces ya desde temprana edad tenemos conciencia del bien y del mal. Hay quienes dicen que en el corazón del hombre están sembrados ambos, bien y mal coexisten, como el trigo y la cizaña, san pablo también afirmaba: "Hago el mal que no quiero y el bien que quiero no lo hago". Entonces pudiéramos preguntarnos ¿qué pasó con la conciencia de Herodes?, ¿no le habló? Sí le habló de eso estoy segura. ¿Será que la conciencia no le habla a los que roban, matan, son corruptos, violan los derechos del otro?, esto me hace preguntarte ¿Basta sólo que hable la conciencia o hace falta algo más?, pienso hace falta un algo más y para mi es el Don del Temor de Dios, que no es lo mismo que decir Temerle a Dios, a Dios no hay porque tenerle miedo, el temor supone un castigo, Dios es amor, no un Dios castigador. El Temor a Dios, es aquel don que nos ayuda a vivir haciendo lo que es agradable a los ojos de Dios, no porque le tengamos miedo sino porque nos duele no agradarle. Qué diferente sería nuestro país sí la conciencia fuera de la mano con el Temor de Dios. Procuremos pues sembrarlos en nuestros niños que son la generación futura. Por último ¿ Mis acciones están guiadas por mi conciencia y evaluó que lo que voy hacer este en consonancia con lo moralmente aceptable y lo que Dios nos pide como Cristianos ?. Feliz inicio de jornada y cuidado con robarle las chucherías del abuelo.

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