28 de junio de 2014

Busca tù nùmero 2 17.06.14

Lectura: Salmo 50 Mira, culpable nací, pecador me concibió mi madre. Tú quieres la sinceridad interior y en lo íntimo me inculcas sensatez. Rocíame con el hisopo y quedaré limpio, lávame y blanquearé más que la nieve. Hazme sentir gozo y alegría, salten de gozo los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista y borra todas mis culpas. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me arrojes lejos de tu presencia ni me quites tu santo espíritu; devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con tu espíritu generoso. Reflexión: " Este salmo se mueve entre la oscura región del pecado y la luminosidad de la gracia... El acusado se sabe radicalmente pecador o culpable desde su nacimiento. Su pecado es mancha que pide ser lavada... Dios justo actúa conforme a su justicia salvadora, si se inclina hacia el pecador mostrando piedad" comentario tomado de la Biblia del peregrino. Este salmo me hace recordar una canción cristiana que habla sobre el cansancio del caminante, ese que deja el luchar con esa tendencia del mal que vive dentro de nosotros, es como un ring de boxeo, donde golpeamos y nos golpean y muchas veces caemos y hasta quedamos knock out. Y cuando vencemos una batalla y creemos estar tranquilos nuevamente la lucha vuelve a iniciarse. Parafraseando a San Pablo, el decía en una de sus cartas:" No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero", también vivía el apóstol en esta lucha, que muchas veces nos cansa y nos tumba. Siguiendo con el mensaje de la canción dice en una de sus partes: "Un desierto he cruzado sin fuerzas he quedado vengo a ti..." Señor, estoy así sin fuerzas y cansado de tanto luchar, necesito un respiro, es un pensamiento que puede fácilmente tenerse en este momento, como se dice en los juegos de los niños cuando se pide tiempo: "Taima", Señor necesito esa taima en mi vida y sé que solo contigo lo podré tener, bien como lo expresa el coro de la canción que les estoy refiriendo:"Sumérgeme en el río de tu espíritu, necesito refrescar este seco corazón sediento de ti, sumérgeme", como cuando uno tiene mucho calor y se mete a la regadera, o se lanza a una piscina, o se zambulle en la playa, es necesario sumergirse en esa fuente infinita que es la luminosa tierra de gracia, y para refrescarles lo que es, es vivir en amistad con Dios, reconciliarse con el, vivir la vida conforme a su voluntad y no a nuestros deseos y pasiones, no vivamos luchando solos cuando podemos gozar de la ayuda divina, "mejores son dos que uno porque si el uno cayera el otro lo levantará" Ecle 4,9 Y Dios esta dispuesto a levantarte. Feliz día. Busca tu número 2 para que te ayude en la lucha.

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