28 de febrero de 2014

Pobres de Espìritu. 27.02.14

Lectura: Del salmo 48 Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Como bestias sumisas, pastoreadas por la muerte en el reino de los muertos, así terminarán los que confían en sí mismos y viven satisfechos. Se desvanece al punto su figura y morarán por siempre en el abismo. En cambio, Dios me salvará la vida, me llevará consigo. No te inquietes cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él. Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, ahí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres. Reflexión: ¿Pobres de espíritu? ¿Cómo puede empobrecerse el espíritu?. Sería totalmente contradictorio decir que solo los ricos en pobreza espiritual verán a Dios y de ellos es su reino, pero eso lo dijo Jesús: "Felices los pobres de espìritu porque de ellos es el Reino de los cielos". Mt 5,3. Seguro estas pensando: ah bueno yo si entro en ese reino porque siempre ando más limpio que talón de lavandera, pues déjame decirte que no es de la pobreza de dinero de la que habla Dios. A esa pobreza no podemos llegar desprendièndonos solo de lo material, sino atendiendo los siguientes aspectos: 1. Se deja cuestionar por Dios. Es decir no se cree el papá o la mamá de los helados, sino que es humilde y acepta la corrección, deja que Dios rompa paradigmas que le impiden acercar a èl, sabe que no tiene la verdad absoluta, sino Dios. 2. Sale de sì mismo. Esto no es más que dejar de lado la autosuficiencia y el egoìsmo, es saber y reconocer que necesito de los demás y que dejándose ayudar tambièn se ayuda. Como dice un dicho popular: una mano lava la otra y las dos lavan la cara. 3. Reconoce su debilidad. Sabemos que llevamos este tesoro (La Gracia),en vasijas de barro, en cualquier momento caemos y rompemos el plato o la vajilla completa, lo importante es levantarse luego de la caída, asì decimos a Dios soy débil pero quiero ser mejor cada día. Reconoce tus faltas y enmièndalas. Siempre hay una oportunidad. El que se cansa, pierde. 4. No prescindir de Dios. No estamos solos en esta lucha, Dios nos acompaña, èl nos dejó su espíritu santo para que nos acompañará, asì que si necesitas sabiduría, pìdela al espíritu, tienes miedo, pide fortaleza al espíritu, no sabes que hacer, pide a Dios consejo, en fin haz que Dios forme parte de tu vida, inclúyelo. 5. Se abre a los demás. Gratuitamente han recibido, gratuitamente han de dar, lo poco que tienes compártelo, sea un talento, conocimiento, cosas materiales, una arepa, un abrazo, una sonrisa, lo que tengas a la mano compártelo, en fin da un poco de tì a los demás. ¡Uff!, esto de ser pobre no es mantequilla, pero el premio lo vale, el Reino de los cielos. Asì que cuando veas las riquezas de este mundo considera que son nimiedades, con respecto a la verdadera riqueza, no envidies la riqueza del que la obtiene sin esfuerzo, porque su destino no es nada bueno.

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