15 de febrero de 2014

Minutos de Reflexión 03/02/2014

Del salmo 3 Levántate, Señor, y sálvame, Dios mío. Mira, Señor, cuántos contrarios tengo, y cuántos contra mí se han levantado; cuántos dicen de mí: "Ni Dios podrá salvarlo". Mas tú, Señor, eres mi escudo, mi gloria y mi victoria; desde tu monte santo me respondes cuando mi voz te invoca. En paz me acuesto, duermo y me despierto, porque el Señor es mi defensa. No temeré a la enorme muchedumbre que me cerca y me acecha. Reflexión: Este salmo nos presenta el triángulo clásico en los salmos de súplica y confianza: los enemigos, Dios y el orante. La súplica, se recoge en todos los versículos. Los enemigos, someten al salmista a un triple y angosto cerco al punto de exclamar: "Ni Dios podrá" salvarlo. Dios, protege al orante por todos lados. El orante, debe creer en las palabras de Jesùs, "tengan valor, yo he vencido al mundo". Jn 16,33. Así el creyente podrá afrontar las adversidades del momento presente. ( tomado de los comentarios de la Biblia del peregrino). Confiados en que Dios, nos guarda con su escudo por todos los flancos , iniciemos una semana llena de optimismo y seguros de que vamos a vencer, con la ayuda de Dios, todas las vicisitudes. ¡Levántate, Señor, sálvame, Dios mìo!.

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