10 de abril de 2014

Desàtenlo para que pueda andar. 06.04.14

Lectura: Por ser muy extenso el texto de hoy les dejo el link para que lean el evangelio de Juan 11,1-45: Jesús resucita a Lázaro. http://www.conjesus.org/evangelio-del-dia.cfm?id=evangelio-lecturas-del-dia Reflexión: Y Jesús les dijo:" Desátenlo, para que pueda andar", esta frase en particular me llama la atención del texto de hoy. Aquí habla el Señor pidiendo que Lázaro sea desatado, ya que en la antigüedad se acostumbraba atar las manos y pies de los muertos, y Dios los desataría cuando llegaran a su presencia. También recuerdo haber visto que a los caballos le hacen lo mismo, le amarran una pata delantera de la trasera, esto le llaman "maniatado", y les impide moverse con libertad, se puede hacer para inmovilizar al animal cuando está enfermo y no se deja curar o cuando el caballo le gusta patear mucho. A una persona muerta no creo le incomode estar maniatado, pero a un ser vivo si, para muestra el caballo. Lázaro al volver a la vida se vio amarrado y Jesús pide lo desaten para que ande. ¿Creen Uds. Que existan personas muertas en vida y que además estén maniatadas como el caballo? Hay muchas, vivas en la carne pero muertas en el Espíritu, amarradas por el odio, la vanidad, la avaricia, la ambición, la flojera, el desdén, la infidelidad, el victimismo, la intolerancia, la incomprensión, la incredulidad, la desconfianza, los miedos... ¿Cuántas cosas hay que amarran al hombre en la actualidad? Identifica aquello, que no te deja ser libre. Que te mantiene maniatado como al caballo y te imposibilita para andar. ¿Lo identificas? Ponlo en el sepulcro, lo que mata el espíritu ahí pertenece, y deja que Jesús al igual que como lo hizo con lázaro te libere. Señor, de manos y pies atados me encuentro, preso de mi misma miseria, no puedo andar. Me esfuerzo pues estoy vivo, pero algo me falta. Como Lázaro, ya hace días duerme mi espíritu el sueño de la muerte. Ven Jesús, levanta mi vida y hazme andar nuevamente. Rompe mis ataduras y sopla de nuevo tu aliento de vida sobre mí. Amén

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