17 de abril de 2015

Te doy lo que tengo 08.04.15

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3,1-10): En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: «Míranos.» Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.» Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido. Reflexión: Estaba en una disyuntiva sobre qué lectura de hoy escoger para la reflexión del día pues el Evangelio que habla de los discípulos de Emaús estaba buenísimo también; pero me decidí por la primera lectura por una frase en particular que dijo Pedro: “Te doy lo que tengo”. Me llama la atención porque me identifico mucho con el apóstol ya que al vivir la experiencia de Dios en mi vida me doy cuenta de lo grande que ha estado Dios conmigo y eso me impulsa a querer dárselo a otros, es decir que lo conozcan a Él y sus obras. Yo trato de dar a los demás lo que recibo de Él, mucha gente me pregunta que en qué momento hago minutos de reflexión si lo preparo un día antes o si es copiado de algún lado, pues lo que puedo contarles es que minutos de reflexión lo escribo día a día, no antes y estas palabras nacen de la meditación personal que hago de cada lectura de la Palabra de Dios, Dios le habla a mi vida a través de su Palabra, e ilumina mi acontecer diario, y habla tan directo que a veces cuando escribo pareciera que alguien me está dictando al oído lo que escribo, por supuesto que ese alguien ha de ser el Espíritu Santo que es quien mueve nuestra vida de Fe. No les comparto esto con ánimo de echármela o creérmela, solo lo comparto porque de lo que he recibido gratis quiero darlo gratuitamente. Ojalá que muchos de nosotros sigamos el ejemplo de Pedro y Juan de dar de lo que hemos recibido. Ahora bien al punto Pedro y Juan se encuentran con un hombre lisiado que pide limosna, ellos le dicen:” Míranos”. Dice el texto que el hombre clavo los ojos sobre ellos, esperando que le dieran algo, esperaba al menos una moneda, pero para su sorpresa recibió algo mejor, recibe la sanidad. Muchas veces estamos como este hombre lisiados, ¿De qué manera?, lisiados por sentimientos negativos que nos paralizan, lisiados por el desánimo, lisiados por nuestros intereses personales, levantamos la mirada y suplicamos esperando recibir lo que queremos, pero a veces lo que estamos pidiendo no es lo que necesitamos, recuerdo que cuando yo quería un carro comencé a pedirle a Dios un Caliber de hecho, tenía una foto y todo de ese carro que quería y me llego el auto pero no era un Caliber sino un Spark, confieso que al principio no lo quería mucho pero con el tiempo me di cuenta que ese que me toco era el que yo necesitaba, al punto de que muchas veces me han preguntado que si lo vendo y he dicho no. Dios sabe lo que necesitamos y nos lo da en el momento que así Él lo tenga dispuesto, no te apures, ni tampoco te molestes por no recibir lo que esperabas porque lo que Dios te está dando es lo mejor para ti, sé cómo aquel hombre que echó a andar y daba brincos y saltos alabando a Dios por lo que recibió. Feliz día. Recuerda si recibes de Dios agradece y alábalo y da de lo que recibas.

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