20 de noviembre de 2014

Que vea otra vez 17.11.14

Lectura: Lucas (18,35-43):En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.»Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. Reflexión: Había un ciego, sentado al borde de camino, pidiendo limosna. No lo dice el texto pero otros evangelios mencionan el nombre del ciego, se llamaba Bartimeo. Hoy es el ciego somos tu y yo, ¿Qué ceguera no física hay en mi vida hoy?, la autocomplacencia que sólo me permite darme gusto a mi mismo, la falta de sinceridad con el otro que ha depositado en mi su confianza, el encerrarme en mi mismo y no dar a conocer lo que soy con defectos y virtudes, el hacerme fuerte a pesar de los sentimientos que deseo expresar, quedarse ciego no físicamente, es dejar de ver más allá de lo que tengo al frente, ¿Me conformo con lo que tengo ante mi?, ¿Es eso lo que Dios tiene para mi o es un capricho solamente?. ¿Estoy recibiendo limosnas de la vida cuando pudiera recibir de Dios algo mayor? ¿Por qué me conformo con las migajas?. Pasa Jesús de Nazaret y hay revuelo. En nuestra vida sucede igual cuando el pasa comenzamos a ver cosas en nosotros que no han estado bien, se nos revuelve el charco, el ciego gritó: "Hijo de David, ten compasión de mí". Señor, también quiero yo gritar en medio de esta ceguera en la que estoy, quiero gritar fuerte y que me escuches. Quiero salir pero no sé cómo. Te acercas y me dices: ¿Qué quieres que haga por ti?. Es mi momento de hablarte y decirte lo que me duele, lo que me angustia, lo que me deja ciego. Respondo: "Señor, que vea otra vez". Sólo podré ver si tu me haces ver, limpia mi visión y aparta de mi camino lo que me imposibilita y me limita. Te alabo y glorifico tu nombre Señor por lo que has hecho en mí. Feliz día e inicio de semana y que Dios amplie nuestra visión.

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