28 de junio de 2014
Hormigas y saltamontes 27.06.14
Lectura: San Mateo: 11, 25-30
Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera".
Reflexión:
" Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio". Vi una película de dibujos animados que trataba de unas hormiguitas que estaban siendo maltratadas y atemorizadas por unos saltamontes, pero hubo una que se rebeló y mostró a las demás que nadie podía reprimirlas y se sublevaron y al final ganaron la pelea contra los saltamontes. En nuestra vida las cargas a veces se tornan así como los saltamontes, nos oprimen tanto que nos ponemos del tamaño de una hormiga y pensamos que somos demasiado pequeños para luchar y seguir, al punto que nos desanimamos y queremos tirar la toalla, pero Jesús que es consciente de nuestras cargas, es como esa hormiguita que se sublevó, que nos dice: si puedes, no te rindas, no te dejes vencer, adelante, pa'lante es pa'allá, y además de animarnos nos invita a compartir nuestra carga con él, "a veces el dolor debe ser compartido para ser comprendido", escuche en otra película llamada El gran Milagro. Jesús comparte y comprende nuestras cargas y dolor, y ahora te pregunto: ¿Vas a pelar ese boche? Pon a los pies de Jesús todas tus cargas para que compartiéndolas se te hagan más ligeras.
"Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón"
El yugo del que nos habla Jesús no es más que el del Amor, en la medida que nos adentremos en Él, en esa medida su amor nos arropa y nos apacigua. Sean mansos, entiendo que no es ser pendejo sino la mansedumbre de saberse doblegar a
La voluntad Divina.
“Y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera". Las cargas con Dios se disminuyen, a pesar de que el camino transitado sea pedregoso, siempre habrá una brisa suave que nos acaricie, una mano amiga que nos levante, un abrazo que te devuelva las fuerzas, una sonrisa que te devuelva la alegría, un sueño que te devuelva las ganas de seguir, y un alguien que te quiere incondicionalmente.
Feliz viernes. Dios se encarga de tu carga.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario