2 de junio de 2014
Construye la Paz 20.05.14
Minutos de reflexión
Lectura:
San Juan: 14, 27-31
Les doy mi paz.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: 'Me voy, pero volveré a su lado'. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado".
Reflexión:
Muchos de nosotros cuando escuchamos este término: "Paz", lo asociamos con tranquilidad, parafraseando el mensaje del Papa Francisco en una de sus homilías de diciembre 2013, dice: "La Alegría interna de Jesús que viene dada por la comunión íntima con el Padre a través del Espíritu, esa es la paz verdadera: no es una paz estática, quieta, tranquila. No, la paz cristiana, es una paz alegre, porque nuestro Señor es alegre."
Es muy común escuchar en estos tiempos, pidamos por la paz del país, del mundo, eso no está mal, pero ¿qué hay de tu paz interior?, ¿Puedes decir que tu paz proviene de La alegría que viene del Espíritu, al igual que Jesús o estas asociándolo con que todo esté tranquilo en tu vida?
Cuidado, porque los muertos descansan en paz.
El mundo no necesita una paz muerta, sino una paz activa, agentes generadores de paz con la acción, pero sin caer en la prisa, escuchaba de la homilía del sacerdote este domingo: "La paz se diluye con la prisa", yo agregaría y la prisa es producto de la impaciencia y esta a su vez de no aceptar la voluntad del Padre y querer hacer las cosas por nuestra propia cuenta, es allí donde comienza todo, fíjense en las palabras de Jesús: "que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado". Jesús sabe que si se conduce por la voluntad divina no necesita apurarse porque Dios lo tiene previsto todo y su tiempo es perfecto, así que no hay porque desesperarse y empezar a hacer las cosas a nuestro
modo, no es dejar de hacer las cosas tampoco, es hacer las cosas en esa comunión con la voluntad divina, que es lo que genera la alegría y esta a su vez genera paz.
Construyendo la paz en nosotros mismos, estamos contribuyendo con la paz de nuestro hogar, país y el mundo y si quieres ir más allá enseña a los otros a descubrir esa Alegría de Jesús que genera paz.
Feliz día, la alegría y la paz de Dios este contigo.
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