8 de agosto de 2014

Abre Señor mis labios y te alabaré 11.07.14

Lectura: Del salmo 50 Abre, Señor, mis labios y te alabaré. Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. Enséñame, Señor, la rectitud de corazón que quieres. Lávame tú, Señor, y purifícame y quedaré más blanco que la nieve. Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti ni retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. Reflexión: Un salmo para terminar nuestra semana, varias cosas me llaman la atención: 1. Apiádate de mí: Reconozco que te he fallado Señor. Limpia mi culpa y hazme un hombre, mujer nueva. 2. Enséñame la rectitud de corazón: Ayúdame a rectificar y volver a comenzar las veces que sea necesario. 3. No me arrojes lejos de ti: Que tú misericordia me arrope y no me apartes nunca de ti, ¿Señor a quién iremos? 4. Devuélveme tú salvación que regocija: Un día en tú casa vale más que mil años sin término, que mi motivo de alegría seas tú. Que este salmo nos llevé a reconocer lo vulnerable que somos al pecado y nos ayude a enmendar nuestras fallas. Dios es misericordia pura.

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