23 de marzo de 2015
La Fe de la abuela 26.01.15
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,1-8):
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Reflexión: Hoy quiero dedicar este escrito a la memoria de nuestras abuelas y todas las cosas que nos enseñaron, fíjense que San Pablo hace referencia a la abuela Loide de Timoteo, yo en particular quiero mencionar a la abuelita de una prima quién se llamaba María Tabatti Benavente, y se preguntaran ustedes ¿por qué mencionarla a ella?, bueno porque leyendo este texto bíblico me recordé que mi prima siempre que extraña a su abuela porque ya falleció, para recordarla va a la misa, porque ella se acuerda de que cuando estaba pequeña pasaba más tiempo con su abuela que con su mamá, y ella la mitad de su tiempo se lo dedicaba a las cosas de la iglesia y a sus actividades, le hablaba mucho de Dios y lo que tenía que acercarse a él, la acompañaba a la legión de María a los rosarios, la llevaba a misa, y también la enseñaba a rezar, no sé si la Sra. María sabía cuánto influencio ella en su nieta en las cosas de la Fe, pero yo si veo que la Fe de mi prima en una buena parte fue cultivada por esa viejita, sabemos que la Fe no se hereda y que el hecho de que nuestros antepasados hayan sido muy religiosos y hubiesen tenido mucha Fe, no quiere decir que ya con eso nosotros estamos hechos pero si de alguna forma la Fe de los padres y familiares tiene gran influencia en los hijos. Timoteo un hombre de fe sincera, lo recalca Pablo al punto de que reza constantemente a Dios para interceder por él, y me pregunto: ¿Tenemos nosotros la dedicación y el tiempo de orar por los nuestros y sus necesidades?, ¿Nos tomamos el tiempo de hablar de Dios a nuestros, hijos, nietos, sobrinos, hermanos pequeños, primitos, ahijados y a los niños de nuestra familia, para que en ellos vaya creciendo esa semilla de la Fe?, así como la abuela María se tomó ese rol muy a pecho con mi prima, así también nosotros estamos llamados a esa misión particular de propagar y cultivar la Fe entre los más pequeños.
En la medida que esa Fe recibida en el bautismo vaya siendo alimentada se robustece y nos hace fuertes, bien dice San Pablo. “Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios”.
Ese don recibido, la Fe, nos hará fuertes y nos impulsará a seguir adelante, si quieres que tu hijo, nieto, sobrino, o familiar tengan un legado de ti, enséñales lo valioso de la fe y le habrás enseñado que a pesar de que sucedan cosas fuertes en su vida, no deberán tener miedo porque el espíritu que los acompaña desde su bautismo es un espíritu de poder, de amor y de buen juicio, y que el dar testimonio de Dios aunque sean perseguidos les traerá gran recompensa y los fortalecerá porque nuestra fuerza viene de Dios quién nos ha creado. No hay que temer porque el amor hecha fuera el temor. Y Dios nos ama que jode… perdón bastante.
Feliz día. La fe de las abuelitas también ayuda a formar la propia.
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