19 de septiembre de 2014

Pinocho, corazón de carne 21.08.14

Lectura: Ez 36, 23 -28 Yo santificare mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor - oráculo del señor – cuando yo por medio de ustedes manifieste mi santidad a la vista de ellos. Los tomaré de entre las naciones, los recogeré de todos los países y los llevaré a su suelo. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados, de todas sus impurezas y de todas sus basuras los purificaré. Y les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un espíritu nuevo, quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que se conduzcan según mis preceptos y observen y practiquen mis mandamientos. Habitarán la tierra que yo di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Reflexión: “Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne” Esta lectura me hace traer a la memoria el cuento de una marioneta pero que seguramente mucho de ustedes lo han escuchado. Se trata de Pinocho, en italiano Pinocchio, escirto por Carlo Collodi. El mismo sufrió varias adaptaciones para llevarlo a película comics, donde se narra la historia de una marioneta, quién fue fabricada a partir de un trozo de madera tallado a mano por un zapatero llamado Geppetto, y este lo trataba como a un hijo, seguramente lo que más recordamos es el crecimiento de su nariz al decir mentiras, pero no es precisamente el que deseo resaltar en este momento, quiero hablarles esta vez de lo que lleva dentro. Si estamos hablando de un muñeco, es un ser totalmente inanimado, sin vida, de lógica ya que las cosas materiales no la poseen, Pinocho se mete en muchos problemas y al final queda sin vida hasta que el hada interviene y le da un corazón y así lo transforma en un niño de carne y hueso, hay una canción infantil que habla de esta historia, que dice en una de sus estrofas: “ Al médico de guardia llamaron con urgencia y con su vieja ciencia por todo remendó, pero dijo en tono preocupado: Esto ha sido en vano le falta el corazón. Y vino el hada protectora y viendo que Pinocho se moría le puso un corazón de fantasía y Pinocho sonriendo despertó” Ahora bien evaluando nuestra vida y la relación que tiene con este texto y con Pinocho, podemos preguntarnos: ¿Qué vacíos hay dentro de mí que hacen que viva no como una cosa inanimada?, ¿Es mi vida una experiencia de amor a Dios y de amor al prójimo en consonancia con que lo que tengo en el pecho es un corazón de carne?, ¿Mis actitudes hacia los demás son duras, ásperas, inflexibles, intolerantes y faltas de comprensión?. Señor, reconozco que dentro de mí he endurecido mi corazón y te he vuelto la espalda en muchas oportunidades, cada vez que soy rudo, intolerante, incomprensivo, despectivo, indiferente con uno de mis hermanos, contigo lo soy. También he endurecido mi corazón al no reconocer mis errores y ser orgulloso, caprichoso y terco, aún cuando repetidas veces me has mostrado el camino, choco una y otra vez con lo mismo, como un ciclo sin fin. Pon dentro de mí, tú Espíritu para que pueda actuar según su sabiduría y rectitud de corazón. Saca de mí el corazón de piedra duro y terco y coloca en mí un corazón conforme a tu voluntad, flexible, dócil y compasivo. Por último que mis palabras, acciones, pensamientos, reflejen la presencia de un corazón de carne y no de piedra. Feliz día, “es tiempo de cambiar”, como dice la canción de Juanes. ¿Qué estas esperando el hada madrina?.

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