Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Jueces 9:8,9.
La parábola de hoy muestra, alegóricamente, la sabiduría del olivo. ¿Ser rey? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Solo porque todo el mundo quiere serlo? No. ¡Déjenme tranquilo en mi misión como olivo! Dios me dio la capacidad de producir aceite, y lo haré bien hecho hasta el fin de mis días.
Una de las bendiciones de vivir en compañerismo diario con Jesús es que te sientes realizado y feliz cumpliendo tu misión. El amor de Jesús llena tu corazón de tal forma que no andas mirando a los lados para ver quién tiene qué o quién llega hasta dónde. Solo miras hacia adelante, y corres en el cumplimiento de tu misión. El resultado es que todos llegan, y las personas que conviven contigo también son felices porque, cuando todas las piezas de un automóvil funcionan a la perfección, el vehículo marcha bien.
Hoy es un día de nuevos desafíos. Tus retos no son los del otro. No quieras hacer el trabajo del otro y descuidar el tuyo.
Detente, piensa y medita. Sé consciente de tu misión, sin importarte si el trabajo de tu vecino es más bonito o más encantador que el tuyo. No te compares con nadie: Dios te hizo único en el mundo. Simplemente, cumple con tu misión y descubre una dimensión de la vida más significativa y fascinante. ¡Ah!, y no te olvides que "Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?"
Tomado de : Matutina Pr. Alejandro Bullón
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