15 de mayo de 2014
El amor de Dios es como el de la Madre 11.05.14
Lectura:
Del salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
Reflexión:
"El Señor es mi pastor nada me falta"
Dios cuida de nuestra vida como el pastor cuida de sus ovejas, el buen pastor da la vida por ellas. Y nosotros también tenemos otro ejemplo grandioso de este Amor, y ese es nuestra Madre, Dios ha querido resguardar su amor en el corazón de ellas.
La madre cuida el sueño de su bebé, cuida sus primeros pasos y lo celebra, llora cuando lo debe dejar en el colegio por vez primera, llora cuando el hijo se gradúa, se preocupa con quiénes anda, tiene un sensor detecta mentiras, sabe que algo le pasa al hijo sin que este se lo diga, las madres nos enseñan a pedir la bendición, a saludar al llegar y despedirse al salir, a no hablar con la boca llena, no secarse de la ropa, a que debemos limpiar el cuarto y hacer las tareas, a mirar para los lados antes de cruzar la calle, a compartir con tu hermano aunque no quieras, a amarrarte las trenzas, cepillarte bien, a decir las palabras mágicas: por favor y gracias...y muchas otras cosas, no se cansan de enseñar y aunque estemos bien viejitos, siempre de ellas algo nos falta por aprender.
Gracias a Dios por dàrnosla y porque su amor y cuidado nos enseña que Dios existe en ellas.
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