17 de abril de 2015
Somos testigos 09.04.15
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué se alarman? ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: « ¿Tienen ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que les decía mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto.»
Reflexión: Jesús se presenta en medio de los discípulos y estos se quedan pasmados porque creían era un fantasma, Él viendo su reacción los invita a tocarle para que crean, les pide de comer y todo con la finalidad de hacer más evidente su presencia entre ellos. Pienso en esto y me da risa imaginar la cara de los discípulos seguro estaban chorriaos al verlo, y no se daban cuenta que era el, nosotros también somos así, a veces no nos damos cuenta que tenemos a Jesús en frente de carne y hueso, hablándonos a través de nuestros hermanos y dándonos un mensaje directo sobre alguna situación en particular. Piensa ahora ¿Qué mensaje te está dando Jesús en este instante?, ¿Qué personas te han estado hablando últimamente y no las has escuchado?, ¿Tienes actitud soberbia ante aquellos que te muestran lo que no has estado haciendo de manera correcta?. La Palabra nos dice que Jesús les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, hoy pidamos a Dios que abra nuestras mentes y haga dócil nuestro corazón para aceptar en nuestras vidas lo que nos plantea en este momento. El texto termina diciendo: “El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto”. Acabamos de vivir la Semana Santa, y es para nosotros los cristianos la semana más importante de todo el año porque en ella vivimos lo que resaltan estas últimas líneas del texto, la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, pero el acontecimiento que da sustento a nuestra Fe es la Resurrección tal como lo dice el apóstol San Pablo en su carta a los Corintios: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” 1Co 15,14. Nosotros hemos sido testigos de esto. Durante la semana mayor estuve apoyando en un campamento misionero dirigido por los Salesianos, donde el Lema del mismo era: ¡Somos testigos!, “No podemos callar lo que hemos visto y oído” Hch, 4,20. A mí me toco darles un tema formativo a los chicos sobre el hecho de ser testigos, y para no hacer aburrida la charla les hice una dinámica que consistía en taparle los ojos a un grupo y otros quedaban con los ojos abiertos, y a otros los mande a salir fuera del salón, a algunos de los que tenían los ojos abiertos les di la instrucción que podían hacerle lo que quisieran a los que estaban vendados, por supuesto siendo chamos lo primero que pensaron fue en hacer maldades a los vendados, comenzaron pues a pellizcarlos, a darle coquito en la cabeza, hacerles cosquillas entre otras cosas, los otros que estaban en el salón con los ojos abiertos, solo estaban de observadores. Luego quite las vendas a los chicos y mande a pasar a los que estaban afuera. Continuando con la dinámica le pedí a los que habían estado vendados que contaran lo que les hicieron, luego llame a varios de los que estaban afuera y les pedí que me corroborarán si lo que los vendados decían era verdad, la respuesta más común fue: No puedo confirmar que es verdad porque no lo vi, no estuve aquí cuando paso, llame a otro de los que estaban adentro con los ojos abiertos y no solo dijo lo que hicieron los demás sino que indico quiénes habían sido los que habían maltratado a los otros. ¿Por qué los últimos interrogados pudieron dar testimonio de lo que había sucedido?, pues por el simple hecho de que fueron testigos, vieron y oyeron lo que paso. En nuestra vida de fe esto es primordial, el ser testigos, nadie pueda hablar de Dios sino ha vivido en su propia carne la experiencia de Dios, en la medida que tenemos un encuentro profundo con la persona de Jesús y con su Palabra, en esa medida podremos dar a conocer al mundo el mensaje del Evangelio incluso sin necesidad de hablar mucho sino con nuestras propias acciones. Ahora bien te pregunto ¿Qué has oído hablar de Jesús?, ¿Le conoces realmente?, ¿Qué ha hecho Jesús en tu vida que vale la pena contar y no callarte?. Si al responder estas preguntas sientes que en tu vida Dios ha hecho cosas que vale la pena contar, entonces ánimo no te quedes callado y sé testigo del resucitado, el mundo necesita de muchos que sean testigos y testimonios vivientes de la acción y del amor de Dios.
Feliz tarde, Somos Testigos, no te calles lo que has visto y oído.
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