17 de abril de 2015
Tenemos en nosotros una semilla de Resurrección 16.04.15
Hoy iniciemos el día con un ejercicio de Lectio Divina:
1. LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
2. MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?
El texto de hoy nos muestra la centralidad del testimonio de Jesús. Él está por encima de todo y de todos, ¿Es esto realidad en mi vida?, ¿Jesús está por encima de todo?, ¿Mis intereses, necesidades, sufrimientos, apetencias no estarán ocupando el lugar de Jesús en mi vida?. “El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios”. Dios no necesita que lo certifiquemos su veracidad porque Él se ha proclamado así mismo como Camino, Verdad y Vida, sin embargo al aceptarlo estamos haciendo nuestra esa verdad. ¿Aceptas a Jesús como una verdad en tu vida?. “El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida”. Nos has dado tu Espíritu Santo sin medida y es Él quién habla. ¿Me dejo conducir por tu Espíritu y dejo que hable por mí?.
”El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él”. El Papa Francisco nos dice respecto a esto: “Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento!
Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia”. (catequesis 4 de diciembre de 2013).
3. ORACIÓN: Padre mío, creo en tu Hijo Jesucristo, creo en su testimonio y sé que me amas, confío en que has puesto en mí esa semilla de resurrección como anticipo de la resurrección que recibiré, para que lleve a crecer en la fe y en la esperanza no solo mi vida sino también la de mis hermanos.
4. CONTEMPLACIÓN: Tomamos una frase de las palabras del P. Francisco: “Tenemos en nosotros una semilla de resurrección”
5. ACCIÓN: Comuniquemos al mundo que en Jesús tenemos Vida eterna. Feliz día, vivamos la esperanza que nos trasmite el saber a Jesús resucitado y entre nosotros.
Testimonio de Fe 15.04.15
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,17-26):
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido –la secta de los saduceos–, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común.
Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: «Vayan al templo y explíquenle allí al pueblo íntegramente este modo de vida.» Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar: «Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.» El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando: «Los hombres que metieron en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo.» El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
Reflexión: Hay algo que me llama la atención de estos hombres y es la pasión con la que dan testimonio de lo que han visto y oído, aun estando en la cárcel y en medio de dificultades no se detienen en este accionar, es de esperarse pues quién los mueve es el Espíritu Santo. En la empresa donde trabajo uno de los valores es la Pasión por el bien y dentro de las premisas que nos explican en que consiste vivir esto se nos dice, que vivimos la Pasión por el bien cuando:
1. Centro mi atención en lo que es bueno para los demás aunque requiera un esfuerzo.
2. Reconozco que una actividad del trabajo debe realizarse disciplinadamente, demostrando un esfuerzo y para lograr el bien común.
3. Comparto y me entrego a mi trabajo sin limitar esfuerzos.
4. Creo y vivo los valores y principios y resisto las tentaciones que se me presentan.
5. Intento aclarar lo que puede considerarse bueno. Manejo mis impulsos egoístas.
6. Tomo decisiones con iniciativa para hacer cosas de auténtico valor para los demás.
7. Reconozco que la autoridad es para orientar, auxiliar y servir a las personas a mi cargo en el cumplimiento de sus compromisos y desarrollo personal.
¿Tiene todo esto relación con lo que nos explica el texto?, pues yo creo que sí, pues la Palabra dice que el Ángel los envía: «Vayan al templo y explíquenle allí al pueblo íntegramente este modo de vida.». ¿Qué modo de vida?, pues el que proponía Jesús y que de alguna manera el valor de pasión por el bien nos ejemplifica, centrarnos en lo que es bueno para los demás, saber que debo esforzarme por el bien no solo mío sino del otro, compartir y dar lo que tengo sin limitarme a mis acciones egoístas, resistir la tentación de tirar la toalla y amoldarme al mundo, y si soy aquel a quién se ha dispuesto como autoridad en un determinado momento pues al igual que el Maestro debo saber que no vine a ser servido sino a servir, eso es amar al prójimo, y ese es el modelo de vida que estos hombres del texto de hoy debían dar a conocer al pueblo por encima de cualquier obstáculo o dificultad, impulsados por la Pasión del Espíritu Santo, y tú, ¿ por quién te dejas guiar?, ¿Quién es el que te mueve?. En estos días conversaba con una amiga de este tema, de ponerle pasión a las cosas, y yo le decía que a veces sentía que no le ponía la suficiente Pasión a algunas cosas que hacía, ella me contesto deberías verte cuando hablas de tu trabajo y mejor aun cuando hablas de tu servicio en la Iglesia, le respondí en tono jocoso: “Bueno deberías grabarme para verme”. En ese momento lo dije bromeando pero Dios se lo tome en serio, y a los pocos días recibí una invitación de otra amiga porque querían grabar Mi Testimonio de Fe, es una sección que tiene el canal Presencia TV de la Arquidiócesis de Valencia, que busca fomentar la vida de Fe a través de los testimonios de aquellos que van haciendo ese camino en su vivir cotidiano, es para mí una Gracia el que hayan pensado en mí persona y con gusto ofrecí mi humilde experiencia. Hacen falta muchos hombres y mujeres que sientan la Pasión de dar a conocer a Cristo con su vida, así como los apóstoles lo hicieron, así que hago la publicidad a esta excelente iniciativa, los que deseen pueden buscar y suscribirse en:
Facebook : Arquidiócesis de Valencia
Instagram: arquidvalencia
Twitter: arquidvalencia
You tube: Presencia TV
Feliz día, Vive apasionadamente todo lo que haces.
Comunidad de empaques 14.04.15
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,32-37):
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.
Reflexión: Leyendo este texto fue inevitable para mi recordar a mis compañeros de trabajo y nuestros puestos de labor, porque somos 4 personas y el espacio es un cuadrado y cada uno está ubicado en una esquina, todos tenemos a nuestra disposición un estante aéreo, un archivador y la zona donde colocamos nuestros computadores, como nuestro departamento es un área donde manejamos nuevos desarrollos de empaques es muy común que recibamos muestras de tapas, envases, botellas, etiquetas, bobinas de film, pailas o cuñetes, cajas en fin todo aquello que sirva para contener o proteger los alimentos que la empresa fabrica, el punto es que no tenemos donde guardarlas y generalmente las llevamos a nuestros cubículos y allí las guardamos, pero debo confesarles que la que más peroles lleva a la oficina soy yo, así es muy común ver mi puesto de trabajo colapsado de cosas y no conforme con eso coloco muestras en todos los puestos de mis compañeros, así que las de ellos también suelen estar colapsadas pero por causa mía, se quejan pero igual son condescendientes y permisivos, al final me colaboran con el almacenaje, todo esto que habla el texto sobre cómo vivían las primeras comunidades cristianas me hizo recordarlos porque de alguna u otra manera formamos nosotros 4 una pequeña comunidad, de trabajo pero comunidad al fin, fíjense que en esta pequeña comunidad se cumple algo que dice el texto: “Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles”. En el caso nuestro mis compañeros me ceden muchas veces su espacio para almacenar las muestras, algunos dicen en tono de chiste : otra vez Joha y sus muestras pero al final me ayudan y lo del dinero también se cumple porque a veces cuando estoy pelando también me prestan plata, ni le pregunten a mi jefe que es mi prestamista oficial y sin intereses je je je, este ambiente y forma de relacionarnos entre nosotros hace que hagamos nuestro sitio de trabajo más placentero y por qué no, una pequeña comunidad, donde la armonía, el respeto, el valorar y reconocer el trabajo del otro, el compartir información y conocimientos, la confianza, la colaboración, el compartir nuestras experiencias, problemas y la comunicación hace que cada día fortalezcamos más nuestros lazos. Puedo decir hoy que me siento muy a gusto con todos y cada uno de ellos y eso me genera felicidad. Ahora te pido que pienses un poco en todas esas pequeñas comunidades a las que perteneces: tu familia, tu trabajo, tu equipo de práctica de deporte favorito, tus compañeros de clases, tu comunidad eclesial, o cualquier grupo al que pertenezcas, ¿Cuáles son los sentimientos que reinan en ellos?, ¿Hay solidaridad o egoísmo?, ¿Colaboración o autosuficiencia?, ¿Compartir o aislamiento?, ¿Comunicación efectiva o silencio y cerrazón en sí mismos?, ¿Camaradería o caras de vinagre?, ¿Alegría o mal humor?, ¿Disposición o brazos cruzados?, ¿Generosidad o pichirres?, no solo con el dinero sino también con lo que sabemos, ¿Escucha y compresión o falta de atención e incomprensión?, en fin tantas cosas que hacen la convivencia en una comunidad más amena. Después de evaluar tu comunidad y ver las oportunidades de mejora que cada una tiene, yo te digo no te quedes solo en la queja y señalando el punto negro en la hoja blanca, anímate a ser agente de cambio en ese ambiente, tal vez estés pensando que es difícil, que no vale la pena, que nadie te hará caso, pero yo te digo vale la pena intentarlo, un mar se hace gota a gota, y la gota con su constancia puede llegar a horadar la roca. Pon en práctica todo lo que expone el texto pero sobre todo pon en acción lo siguiente:
1. Los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: Antes de juzgar al otro ponte en sus zapatos.
2. Lo poseían todo en común: Lo que tienes ponlo a disposición para ayudar a los demás, tus bienes materiales, tus conocimientos, lo que sea que tengas.
3. Nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía: Lo que tienes TODO ha sido providencia de Dios, cuídalo pero no te aferres a ellos, vive de manera desprendida, de modo que el día que esas cosas te falten sigas siendo feliz.
Feliz noche, haz de tu comunidad, una comunidad de unión, amor y hermandad.
Nacer de nuevo 13.04,15
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,1-8):
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío.
Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.»
Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.»
Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?»
Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»
Reflexión: Carne y Espíritu, dos condiciones que habitan en un mismo ser, que difícil se hace a veces sincronizar la una con la otra, generalmente la carne busca cosas apetecibles con las cuáles deleitarse, Nicodemo fue en medio de la oscuridad a ver a Jesús, buscar la luz es cosa de aquellos que viven en la oscuridad, y me pregunto ¿No vivimos nosotros muchas veces en la oscuridad que nos dicta nuestra carne y deseos?. Entrar en el vientre de la madre fue el razonamiento superficial al que llego este jefe judío, ¿pobre de mente o evasiva inmediata?, creo que sabía perfectamente a lo que el Maestro se refería con nacer de nuevo, todo lo que había edificado en su saber debía ser dejado de lado, pues de nada le sirve el conocimiento vacío a aquel que no quiere dejarse conducir, ya se te ha dicho lo que debes hacer ¿Por qué sigues empeñado en conducirte solo en lo superficial del ser?, la vida es más que un caminar sin sentido, hace falta internalizar el mensaje, meterlo hasta dentro del alma para que rompa nuestros deseos, lo que queremos. Vidas basadas en el “Yo quiero” que vagan en la oscuridad, miran la luz y aún dudan, y se preguntan ¿Cómo he de nacer de nuevo?, ¿No te cansas de hacer preguntas sin sentido?. No se nace sino por el agua y el Espíritu, ¿Cómo naces del Espíritu?, este nacimiento requiere una muerte a la que muchos no estamos dispuestos, muerte total de lo que somos, muerte total de eso que quieres, el querer ya nada tiene para ti, te ha dejado vació, ¿Por qué sigues pegado ahí como corroncho a la piedra?, ¿no es suficiente lo que ya has sufrido y te empeñas en seguir?. Nacer o morir, ¿Qué debe darse primero?. Naces a la carne, mueres a la carne y vuelves a nacer al Espíritu, ¿En qué fase está tu vida?, tal vez intentando morir a tu aguijón todavía, pero aún no terminas porque estas como en un círculo vicioso, donde al enfermo agonizante (tus ganas) insistes en colocarle oxígeno para que reviva una y otra vez, la siguiente fase no tendrá lugar hasta que esta anterior finalice, tú decides, te quedas varado en la agonía o recibes el Espíritu y asciendes. Tienes que nacer de nuevo, ¿Entiendes lo que eso significa?.
“El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.”. Totalmente inexplicable e impredecible es el Espíritu y así todo aquel que se deja guiar por Él no puede estar prevenido sino que su fuerza lo mueve a su antojo como pajilla dócil sin pretensión alguna de dirigirse según sus ganas.
Feliz noche, Nacer, morir para luego volver a nacer.
Pescadores de hombres 10.04.15
Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-14):
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces.
Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Reflexión: Uff hoy esta de lujo el Evangelio, no había tenido chance de leerlo con detenimiento. Jesús se aparece de nuevo, esta vez se aparece a los discípulos y que coincidencia son justo 7, Simón Pedro, Tomás, Natanael, Los Zebedeos que eran dos y otro par. Recordemos que 7 es el número perfecto en la Biblia, no sé por qué pero el Señor elige a este septenio de hombres para darles una señal. Me parece curioso que todos estos hombres eran pescadores cuando reciben el llamado de Jesús y luego que le siguen dejan de ser pescadores de oficio para convertirse en pescadores de hombres, pescadores de almas, fíjense que después que muere Jesús intentan volver a su antiguo oficio, Pedro toma la iniciativa y dice: “Me voy a pescar” y los otros contestan: “Vamos también nosotros contigo”, siempre Pedro tomando la iniciativa, por algo Jesús lo elige como cabeza de la Iglesia, Ahora bien ¿Qué hacen ellos pescando peces cuando Jesús los llamo a ser pescadores de hombres?, ¿Será que olvidaron su misión?. Y tú ¿Estas consciente para que fuiste llamado y estas cumpliendo con ello o ya se te olvido?.
Bueno vamos a creer que si sabían cuál era su misión pero al salir a buscar los peces ( hombres), no logran agarrar ni uno pa’ hacer un remedio, a pesar de que hicieron su mayor esfuerzo porque dice la Palabra que pasaron toda la noche en esa faena y nada, ¿Qué fallo ahí?, pusieron todas sus fuerzas y empeño pero algo fallo, y a nosotros ¿No nos pasa a veces que al intentar buscar almas para Dios sentimos que damos y damos y nada pasa?, ¿Pareciera que nadie atiende al llamado?, ¿Será que son peces (hombres) sordos?. ¿En nuestro apostolado en que estamos fallando?.
Jesús viene y pregunta: “Muchachos ¿tienen pescado?”, imagínate a ti como discípulo que venga el Señor y te pregunte fulano ¿tienes a alguien?, y salgas con las tablas en la cabeza a decir nada, pura perdida pues, pero lo bueno es que Jesús no les reclama solo les da instrucciones: “Echa la red a la derecha de la barca y encontrarás”, Señor, ¿tan sencillo?, pues si, así de fácil, lo que concluyo de aquí es que a veces nos afanamos demasiado con eso de hacer que los demás crean y se conviertan a Dios y no seguimos las instrucciones de Jesús que son sencillas, tan simple como que si quieres dar a conocer a Dios y que otros crean en Él solo tienes que testimoniar con tu vida el Evangelio.
El texto nos dice que al echar la red sacaron una multitud de peces y no tenían fuerzas para sacarlos, fíjense lo irónico mientras más fuerzas pusieron nada sacaron y cuando lograron sacar ya no tenían fuerzas, solo puedo decirte algo, la obra de Dios es de Dios y Él te dará las fuerzas necesarias para darle continuidad. Uno de los discípulos dijo: “Es el Señor”, lo reconoce al ver su obra, ¿Tú reconoces a Jesús cuando obra en tu vida o en la vida de otros?. Pedro al escuchar esto se ata la túnica porque estaba desnudo y se lanza al agua, no entendía que podía significar esto de la desnudez, y cuando pregunte, alguien me dijo, no es que estaba del todo sin ropa, sino que en ese tiempo usaban una especie de guayuco y el atarse la túnica es cubrirse, delante del Señor no podía presentarse de esa manera, ¿Cómo me presento ante Jesús, con la dignidad de un cristiano ejemplar y diligente o como un mamarracho y perezoso?.
Al saltar a tierra ven las brasas, Jesús tenía todo preparado pero aun así les dice que traigan su aporte, cada uno de nosotros estamos llamados a dar ese aporte en la misión de acercar almas a Dios, arrastraron la red y eran muchos dice el texto que 153, pero ese número lo que quiere decir es que eran una chorrera de peces, esto es muestra de que cuando Dios interviene los frutos son muchos y abundantes.
Y aunque eran muchos la red no se rompió, me hace pensar en la Iglesia, en ella pueden entrar los que quieran y jamás se romperá, en donde Jesús tiene preparado un banquete y nos invita a compartirlo. Por último la Palabra nos dice: “Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos”. Esto me hace pensar en que Jesús no nos deja solos, está ahí apareciendo en nuestras vidas cuantas veces sea necesario.
Somos testigos 09.04.15
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué se alarman? ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: « ¿Tienen ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que les decía mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto.»
Reflexión: Jesús se presenta en medio de los discípulos y estos se quedan pasmados porque creían era un fantasma, Él viendo su reacción los invita a tocarle para que crean, les pide de comer y todo con la finalidad de hacer más evidente su presencia entre ellos. Pienso en esto y me da risa imaginar la cara de los discípulos seguro estaban chorriaos al verlo, y no se daban cuenta que era el, nosotros también somos así, a veces no nos damos cuenta que tenemos a Jesús en frente de carne y hueso, hablándonos a través de nuestros hermanos y dándonos un mensaje directo sobre alguna situación en particular. Piensa ahora ¿Qué mensaje te está dando Jesús en este instante?, ¿Qué personas te han estado hablando últimamente y no las has escuchado?, ¿Tienes actitud soberbia ante aquellos que te muestran lo que no has estado haciendo de manera correcta?. La Palabra nos dice que Jesús les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, hoy pidamos a Dios que abra nuestras mentes y haga dócil nuestro corazón para aceptar en nuestras vidas lo que nos plantea en este momento. El texto termina diciendo: “El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto”. Acabamos de vivir la Semana Santa, y es para nosotros los cristianos la semana más importante de todo el año porque en ella vivimos lo que resaltan estas últimas líneas del texto, la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, pero el acontecimiento que da sustento a nuestra Fe es la Resurrección tal como lo dice el apóstol San Pablo en su carta a los Corintios: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” 1Co 15,14. Nosotros hemos sido testigos de esto. Durante la semana mayor estuve apoyando en un campamento misionero dirigido por los Salesianos, donde el Lema del mismo era: ¡Somos testigos!, “No podemos callar lo que hemos visto y oído” Hch, 4,20. A mí me toco darles un tema formativo a los chicos sobre el hecho de ser testigos, y para no hacer aburrida la charla les hice una dinámica que consistía en taparle los ojos a un grupo y otros quedaban con los ojos abiertos, y a otros los mande a salir fuera del salón, a algunos de los que tenían los ojos abiertos les di la instrucción que podían hacerle lo que quisieran a los que estaban vendados, por supuesto siendo chamos lo primero que pensaron fue en hacer maldades a los vendados, comenzaron pues a pellizcarlos, a darle coquito en la cabeza, hacerles cosquillas entre otras cosas, los otros que estaban en el salón con los ojos abiertos, solo estaban de observadores. Luego quite las vendas a los chicos y mande a pasar a los que estaban afuera. Continuando con la dinámica le pedí a los que habían estado vendados que contaran lo que les hicieron, luego llame a varios de los que estaban afuera y les pedí que me corroborarán si lo que los vendados decían era verdad, la respuesta más común fue: No puedo confirmar que es verdad porque no lo vi, no estuve aquí cuando paso, llame a otro de los que estaban adentro con los ojos abiertos y no solo dijo lo que hicieron los demás sino que indico quiénes habían sido los que habían maltratado a los otros. ¿Por qué los últimos interrogados pudieron dar testimonio de lo que había sucedido?, pues por el simple hecho de que fueron testigos, vieron y oyeron lo que paso. En nuestra vida de fe esto es primordial, el ser testigos, nadie pueda hablar de Dios sino ha vivido en su propia carne la experiencia de Dios, en la medida que tenemos un encuentro profundo con la persona de Jesús y con su Palabra, en esa medida podremos dar a conocer al mundo el mensaje del Evangelio incluso sin necesidad de hablar mucho sino con nuestras propias acciones. Ahora bien te pregunto ¿Qué has oído hablar de Jesús?, ¿Le conoces realmente?, ¿Qué ha hecho Jesús en tu vida que vale la pena contar y no callarte?. Si al responder estas preguntas sientes que en tu vida Dios ha hecho cosas que vale la pena contar, entonces ánimo no te quedes callado y sé testigo del resucitado, el mundo necesita de muchos que sean testigos y testimonios vivientes de la acción y del amor de Dios.
Feliz tarde, Somos Testigos, no te calles lo que has visto y oído.
Te doy lo que tengo 08.04.15
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3,1-10):
En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: «Míranos.» Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.»
Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.
Reflexión: Estaba en una disyuntiva sobre qué lectura de hoy escoger para la reflexión del día pues el Evangelio que habla de los discípulos de Emaús estaba buenísimo también; pero me decidí por la primera lectura por una frase en particular que dijo Pedro: “Te doy lo que tengo”. Me llama la atención porque me identifico mucho con el apóstol ya que al vivir la experiencia de Dios en mi vida me doy cuenta de lo grande que ha estado Dios conmigo y eso me impulsa a querer dárselo a otros, es decir que lo conozcan a Él y sus obras. Yo trato de dar a los demás lo que recibo de Él, mucha gente me pregunta que en qué momento hago minutos de reflexión si lo preparo un día antes o si es copiado de algún lado, pues lo que puedo contarles es que minutos de reflexión lo escribo día a día, no antes y estas palabras nacen de la meditación personal que hago de cada lectura de la Palabra de Dios, Dios le habla a mi vida a través de su Palabra, e ilumina mi acontecer diario, y habla tan directo que a veces cuando escribo pareciera que alguien me está dictando al oído lo que escribo, por supuesto que ese alguien ha de ser el Espíritu Santo que es quien mueve nuestra vida de Fe. No les comparto esto con ánimo de echármela o creérmela, solo lo comparto porque de lo que he recibido gratis quiero darlo gratuitamente. Ojalá que muchos de nosotros sigamos el ejemplo de Pedro y Juan de dar de lo que hemos recibido.
Ahora bien al punto Pedro y Juan se encuentran con un hombre lisiado que pide limosna, ellos le dicen:” Míranos”. Dice el texto que el hombre clavo los ojos sobre ellos, esperando que le dieran algo, esperaba al menos una moneda, pero para su sorpresa recibió algo mejor, recibe la sanidad. Muchas veces estamos como este hombre lisiados, ¿De qué manera?, lisiados por sentimientos negativos que nos paralizan, lisiados por el desánimo, lisiados por nuestros intereses personales, levantamos la mirada y suplicamos esperando recibir lo que queremos, pero a veces lo que estamos pidiendo no es lo que necesitamos, recuerdo que cuando yo quería un carro comencé a pedirle a Dios un Caliber de hecho, tenía una foto y todo de ese carro que quería y me llego el auto pero no era un Caliber sino un Spark, confieso que al principio no lo quería mucho pero con el tiempo me di cuenta que ese que me toco era el que yo necesitaba, al punto de que muchas veces me han preguntado que si lo vendo y he dicho no. Dios sabe lo que necesitamos y nos lo da en el momento que así Él lo tenga dispuesto, no te apures, ni tampoco te molestes por no recibir lo que esperabas porque lo que Dios te está dando es lo mejor para ti, sé cómo aquel hombre que echó a andar y daba brincos y saltos alabando a Dios por lo que recibió.
Feliz día. Recuerda si recibes de Dios agradece y alábalo y da de lo que recibas.
Seca tus lágrimas y anda 07.04.15
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,11-18):
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!» Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."» María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»
Reflexión: En particular esta escena me conmueve, el imaginar a María Magdalena llorando por Jesús, creo que me llama la atención por el hecho de ser mujer y porque sé que las mujeres somos muy sensibles y es muy común que nos vean llorar porque es parte de nuestra naturaleza y más aún tienen cabida las lágrimas cuando se trata de perder a un ser querido, fíjense dos veces aparece en el texto la frase: Mujer, ¿Por qué lloras?. La primera vez son los ángeles quienes preguntan y la segunda vez es Jesús, me viene a la mente la escena pero en vez de ser María Magdalena la protagonista veo en sustitución a ella a todas las mujeres que conozco, mi madre, mis tías, mis hermanas, mis primas, mis amigas, mis compañeras de trabajo, mis compañeras de clases, mis alumnas, las niñas de casa hogar, en fin todas. He imagino a Jesús frente a cada una de ellas, contemplándolas en su tristeza, observando cada lágrima que seguramente muchas de ellas en estos momentos han derramado, veo a un Jesús que se compadece de ese dolor que ve en ellas y se acerca para preguntar: Mujer ¿Por qué lloras?, Jesús se acerca a ti y a mí para preguntarnos sobre el dolor que llevamos dentro en el corazón, quizás tu dolor es la preocupación por alguno de tus hijos, o tu matrimonio o relación que no va bien, puede que te tenga perturbada la situación económica y estas ahogada porque no tienes como cumplir con tus compromisos, la enfermedad de un familiar muchas veces también nos ocupa, las situaciones y problemas que a diario nos toca enfrentar también esos nos arrancan algunas lágrimas, el no sentirnos amadas, el sentir que somos maltratadas física, psicológica o emocionalmente, el sentirnos abandonadas, no protegidas, el ver el sufrimiento de otros también conmueve nuestro corazón de mujer, el tener una sensación de que nuestra vida tiene vacíos y no saber cómo llenarlos, las carencias afectivas, los traumas y heridas del pasado sin sanar, en fin hay muchas cosas que a nosotras las del sexo femenino nos hacen aflorar las lágrimas. Te invito a que pongas aquí aquello por lo cual lloras en este momento. Jesús te pregunta directamente, tal vez estas confundida y con los ojos velados y no reconoces que es Jesús quién te habla y contempla tu dolor en este instante. Jesús la llama por su nombre: María, a ti también te llama por tu nombre y te dice: Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro." Es como si dijera ya deja de lamentarte y llorar mírame que estoy aquí, deja atrás el sufrimiento y anda a contar lo que has visto y da esperanza a los otros diciéndoles que subo donde está mi Padre pero que Él también es Padre de ustedes. No hay porque llorar, Él que nos anima ha resucitado y está en medio de nosotros, no hay porque temer, como diría Santa Teresita: “Quién a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta”.
Feliz día, sécate las lágrimas mujer. Jesús, nuestro amor está de pie frente a ti. Anda y comunica lo que has visto.
PD: Me disculpan los hombres, hoy la reflexión está dedicada a nosotras las mujeres, pero ojalá que al leerla puedan entender que las mujeres que tienen a su alrededor son muy valiosas y a veces muchas de sus lágrimas han sido por ustedes.
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