17 de julio de 2011

Simplemente tú mismo

Dentro de cada uno de nosotros, hay un don especial, algo que nos hace ser diferentes de los demás. La mayoría de nuestro tiempo lo invertimos en juzgarnos unos a otros, detectando cada error y desperfecto en los demás, olvidándonos que lo que en realidad vale esta dentro de cada uno, donde los ojos de la envidia, de la maldad no pueden llegar.
El talento que cada persona posee no es igual o parecido al del vecino, “Es único” solo tú y nadie más lo posee y por ello eres especial, dentro de ti hay una gran habilidad, déjate llevar por ella y lograrás eso que pensaste que nunca llegarías a alcanzar. Cuando usamos los dones que poseemos hay un encuentro entre nuestra jornada diaria y una especie de fuerza propulsora, que parece interminable, una fuerza que te lleva a realizar todo con alegría y con todas las ganas del mundo, esa fuerza sin duda es Dios, quién cada día actúa en nosotros si se lo permitimos, valiéndose de lo que somos y de lo que tenemos; pero muchos de nosotros no nos damos cuenta de ello y es por eso que andamos por la vida todos desanimados y sin saber lo que queremos en realidad, vivimos cumpliendo y haciendo la voluntad de los demás sin sentirnos satisfechos con nosotros mismos, entonces somos semejantes a un barco a la deriva que se mueve según el vaivén de las olas o la dirección del viento. Al final de nuestro recorrido por la vida  algo muy dentro de nosotros se siente vacío y analizando todo llegamos a la conclusión de que hemos realizado los sueños de otros y no los nuestros, que hemos sido fantasmas que atravesamos el mundo sin dejar esa huella, ese toque especial que solo nosotros podíamos dar. No esperemos entonces hacer la evaluación final de nuestro actuar para darnos cuenta de lo que logramos o no; simplemente dejemos fluir el manantial de dones que  nos hacen único y exclusivo, sin olvidarnos de confiar siempre en Dios, recuerda darle siempre un lugar a Él en tú corazón, familia, trabajo, estudios. Reconoce su llamado, mantente siempre atento esperando como prado que espera ansioso y sediento la dulce lluvia que refresca y renueva. Reconoce tus dones, eres único, dale al mundo ese toque personal que tanto necesita. Alegra la vida de los tuyos pero no te olvides de ti, lleva a cabo tus planes y siéntete orgulloso al finalizar tu jornada, al finalizar tu vida. Tú debes ser, simplemente tú mismo.





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